Fito Cabrales vuelve a los escenarios; esta vez en formato para teatros: conciertos más pequeños, más cercanos al público y con arreglos del repertorio. En esta entrevista con desvela detalles de los preparativos, el repertorio, la banda...

¿Por qué una gira en teatros?

La idea se me ocurrió en la anterior gira, Antes de que cuente diez. Hablando con el grupo me dije que la siguiente gira tenía que ser algo diferente. Y simplemente por cambiar el chip así fue: sitios más pequeños. Luego también influyó el hecho de una gira sin disco nuevo. Así me lo puedo permitir, porque cuando hay un disco nuevo hay que hacer sitio para las canciones nuevas. Ahora no tenemos disco nuevo, por lo que podemos revolcarnos en las canciones, cambiarlas, disfrutar, incluir algunas canciones que suelen quedarse fuera.

¿Cómo cuáles?

El ojo que me mira; el blues A mil kilómetros, canción que, por cierto, hacíamos a pelo, y alguna pieza más: ése es el mayor aliciente. Tocar algunas canciones que no entraban habitualmente en el set-list (el repertorio).

¿Diría que son conciertos acústicos, íntimos?

Es curioso lo del término "acústico". Ejemplo, en España cuando no hay batería se dice concierto acústico, justo el único instrumento que es acústico. Yo no quería una banda de rock al uso, es decir, volarle la cabeza con el amplificador al que está en primera fila. Sí que tienes que cambiar las canciones, la intensidad; pero explicar este formato es fácil: tienes a la gente a dos metros, pues tocas diferente. Quiero que suene agradable, pero no lo considero acústico.

¿El repertorio de todos los discos ha transformado canciones?

Hombre, eso siempre lo intento. Intento no olvidarme de ningún disco, pero también es natural que apetezca menos tocar lo que más has tocado. Canciones como la citada 'A mil kilómetros' o 'A la luna se le ve el ombligo', 'Soldadito marinero'...

Soldadito marinero ya es muy de teatro de por sí, muy íntima, digamos...

Bueno, no es cuestión de cambiar por cambiar. Pensábamos otras cosas. Nos reuníamos Carlos y yo, sin banda. Tocábamos y cambiamos cosas, con banjo, con mandolina... Y a veces funcionaba. Los arreglos o las nuevas versiones se hacen cuando dan para ello. Soldadito es más o menos e igual, pero por atrás, de fondo, hay otro tipo de sonido

Terminó los ensayos hace una semana, ¿cuántas canciones ha ensayado?

Demasiadas. Crees en el trabajo antes de salir, pero luego viene la realidad, la realidad de tocar el primer día, y esa realidad te dirá. Hemos ensayado muchas canciones, aunque el concierto está medido para no pasar de las dos horas. La gente está sentada en un teatro. Y lo que quiero es que quede con buen sabor, con esa sensación de «se me ha pasado rápido». Además, apetece poder hablar con la gente y tener un tiempo entre canción y canción.

¿Es muy consciente de las canciones suyas preferidas por público?

Lo que manda es lo que mejor suena. Efectivamente, el problema era quitar canciones. Se tienen que quedar las que hace mucho que no tocamos o las que están revisadas, peros sí es verdad que hay ciertas canciones muy de la gente. De repente viene los "pipas" y te dicen: "La gente querrá oír La casa por el tejado, Antes de que cuente diez y varias más". Son una lista de piezas sagradas.

¿Y con tanta gira aún echa de menos las giras?

Sí, claro. Lo que te gusta es tocar. Lo echas de menos. Cuando estás de gira te saturas; cuando estás en casa hay algo que tira, algo que te llama. Es cierto que al empezar siempre sientes vértigo. Me digo: hostia, para qué me embarco en esto. Lo que más cuesta es tener que poner buena cara siempre, porque no siempre estás igual de ánimo.

¿Entonces tiene aparcado hacer disco nuevo de momento?

Las cosas salen o no salen. Si no te pones a ello, no te salen; pero hay veces que no estás para hacer canciones, para componer. No vale decir que quiero grabar porque llevo dos años sin grabar; pues a lo mejor tienes que estar 20. Es como en el fútbol, el que tiene gol. Puedes hacer canciones, pero eso no vale. Cuando las haces y las tienes en la cabeza, cuando no sales ni para comer, entonces es el buen camino; pero cuando la cabeza no está de gol...

¿Alguna vez se planteó reunir a «Platero»?

No me lo he planteado. Sería un error. Económicamente sería un acierto, pero no. Platero estuvo tan bien que tiene que quedarse así. Entiendo que a la gente le gustaría ver a Platero. Es como cuando te dicen que vuelve Led Zeppelin. Yo sería el primero en ir; pero igual me esperaba a los Led Zeppelin de los setenta y me iba a encontrar con otra cosa. Con Platero, salvando, las distancias, pasaría igual.

Cambio de tercio, a su gira le pilla el IVA nuevo.¿Qué opina de este nuevo IVA cultural?

A mí, que soy pequeño, me pasa por encima (ironiza). No veo nada bueno. Al final la cultura va a ser para los que tienen tela. Al teatro van ir sólo los ricos en carruajes, con el chófer. Sí, todo para ricos: sanidad, educación... En la época de Hendrix y compañía, ¿quién lo veía...? Desde la tele...; no eran los punkies los que viajaban. Esto del IVA es una faena, más cuando ya teníamos la gira en marcha. No obstante, asumimos parte del coste de subida.