El fotógrafo coruñés José Caruncho llevó a la Bretaña francesa un trocito de las gentes de O Courel, a través de su colección Olladas do Silencio. El pasado mes de agosto, el Festival de Cine Douarnenez dedicó su edición a Galicia, Cataluña y Euskadi, y ofreció la cultura de estas tres comunidades a través del cine, la literatura o la fotografía.

-¿Cómo fue la experiencia?

-Muy buena. En Francia se entendió muy bien la exposición, hubo mucha gente y dejaron constancia de ello, ya que allí es frecuente que pongan a disposición del público un libro en blanco para que dejen opiniones, e incluso dejan hasta el teléfono.

-¿Echa de menos este tipo de iniciativas en España?

-Siempre se echan de menos en temas de cultura, aunque en el ámbito de la fotografía tenemos en Madrid y Barcelona. Siempre vienen bien para dar a conocer tu obra en un mundo tan saturado.

-¿Cuál es la historia de Olladas do Silencio?

-La colección surgió sobre el año 85, gracias a una beca de la Xunta, cuando empiezo a interesarme por la gente que queda en la Galicia profunda, en este caso en O Courel. Me interesaba la gente anónima y ellos se adaptaban al tipo de retrato que me apetecía hacer en esta colección.

-¿Y el nombre?

-Se adapta al conjunto de las imágenes, por las miradas y por el lugar: tranquilo. Además, silencio es una palabra muy bonita que deberíamos practicar más.

-Olladas también se expuso en Estados Unidos...

-Si, en Santa Fe. Allí hay una afición mayor a la fotografía que aquí y la gente compra las fotografías cuando va a una exposición. Es importante que lo que haces también interese en el mundo comercial y no solo a nivel personal.

-¿El color en la fotografía no tiene importancia?

-Para mí el blanco y negro es más expresivo que el color, es una abstracción de la realidad. Si se prefiere el color es porque se manipula con mejor facilidad desde que se inventó el Photoshop, antes solo se podía manipular con carbón en color. Con el blanco y negro controlo yo todo el proceso.

-Siempre se ha dedicado a retratos y paisajes, ¿no ha pensado en otro tipo de fotografía?

-Yo mantengo mi estilo y mis condiciones. El día que no pueda hacerlo, no haré fotografías. A lo largo de la historia, todos los fotógrafos mantuvieron su estilo, es parte de la honradez.

-¿Quién le influye a la hora de fotografiar?

-Todos los grandes de la fotografía son influencias para mí. En el año 85 lo dejé claro haciendo una colección para homenajearlos. Aunque yo intento buscar mi propia mirada y mi personalidad.

-La mirada de un fotógrafo tradicional, ¿ha cambiado el papel de estos profesionales?

-Los fotógrafos tradicionales estamos un poco olvidados, ahora se valora menos el papel del fotógrafo. Hoy no es como hace 20 años, sin ir más lejos, y aunque yo uso poco lo digital no se puede ir contra la industria

-¿Lo digital acaba con la esencia?

-Sí, las viejas técnicas se quedan en romanticismos. Una persona no puede luchar con la industria, que manda siempre.

-Ahora la cámara es un objeto común, ¿qué es lo que hace al fotógrafo?

-Para mí que sea una persona con ideas claras y que sepa tener un proyecto, seleccionar para que el conjunto diga algo, demostrar que tienes un estilo.

-Dejó el trabajo en un banco por el de fotógrafo, ¿se podría hacer hoy en día?

-No es posible ahora ni lo era antes, yo lo hice porque había que ser valiente y porque me gustaba desde siempre, pero no tenía nada, solo a mi mujer embarazada y un hijo.

-Y las fotos, ¿también están en crisis?

-A los autónomos que nos dedicamos a este mundo, nos afecta mucho más. A mí me gusta tener mis proyectos y eso es difícil.