La naturaleza ha dotado a Patricia de un instrumento vocal privilegiado. Caudal poderoso que proyecta con amplitud; alta calidad tímbrica de una cuerda que se sitúa en el entorno de la soprano lírica. Registro agudo soberbio, fácil, generoso y bien colocado, con un punto de squillo que produce un esplendor particular; en ocasiones parece un poco forzado e inseguro, como si la cantante perdiese la confianza en sí misma. Es sin duda un gran activo, muy superior a centro y graves. Como muchas sopranos líricas, posee una notable facilidad para la ornamentación: picados, trinos... En general, la emisión es correcta; pero, a veces, cuando apiana, cierra la cavidad oral lo que ocasiona merma tímbrica. Es una voz para la escena; en el recital, parece un poco cohibida dentro de un ámbito ajeno a sus condiciones vocales; se advierte hasta en lo que le cuesta contener una gesticulación que sobre las tablas no tendría problema alguno. Un gran maestro podría moldear y perfeccionar esta materia prima hasta alcanzar resultados sorprendentes. Los mejores momentos de su recital estuvieron, en Puccini (Gianni Schichi, Bohème -Musetta-, La Rondine, Turandot -Liú-), Fernández Caballero (El cabo primero), Vives (Doña Francisquita) y en los dos bises: Guerrero (El huésped del Sevillano) y Barbieri (El barberillo de Lavapiés). El público manifestó un enorme entusiasmo aclamando a la soprano gallega con toda justicia. No vamos a descubrir ahora a Burgueras como pianista acompañante de larga trayectoria; en este caso, dio palpables muestras de su maestría, pero algunos errores incomprensibles parecen indicar una insuficiente preparación del recital.

LX Festival de

Amigos de la Ópera

Intérpretes: Patricia Rodríguez Rico (soprano) y Manuel Burgueras (piano)

Programa: Obras de Vivaldi, Bellini, Puccini, R. Strauss, Korngold, Lehar, Fernández Caballero y Vives

Lugar: Auditorio del Conservatorio Profesional de Música