Neoyorquina, cool, muy inteligente y una de las escritoras literarias con más éxito entre críticos y lectores. Así se podría intentar definir a Nicole Krauss, que trae a España su última novela, La gran casa, una reflexión sobre la memoria, la necesidad de reinventarse y el poder de la literatura.

"Un libro no puede detener una guerra, alimentar a un niño hambriento o evitar el dolor -explica Krauss a Efe-, pero si nos pudieran hacer una operación y ver en lo más profundo cómo nos han ido cambiando los libros que hemos leído, sería como una revolución nuclear; así es que, sí, la literatura cambia nuestra forma de ser", dice esta escritora, a la que persigue la fama, pero de la que se defiende muy bien.

Así, Nicole Krauss, elegida entre los veinte mejores escritores estadounidenses menores de 40 años, traducida a 35 idiomas, fue elogiada por escritores como Susan Sontag o J.M. Coetzee desde su primera novela, y ya su segundo libro, La historia del amor, fue todo un éxito.

Ahora, recién llegada a España -hoy participa en el Hay Festival de Segovia-, Krauss, casada con otro escritor, Jonathan Safran Foer, habla de La gran casa (Salamandra), finalista del premio National Book Award, una novela que comienza con un protagonista y leitmotiv: un escritorio robado que podría haber sido de Federico García Lorca y que le presta a una de las protagonistas un joven poeta chileno que desaparecerá en el régimen de Pinochet. Un hilo conductor para una historia sobre la memoria, las múltiples pérdidas, la vida interior, el Holocausto o la dictadura chilena. Un viaje por el interior del ser humano, las relaciones, y un vuelo exterior por Nueva York, Jerusalén, Londres o Budapest.