El autor confeso del robo del Códice Calixtino, José Manuel Fernández Castiñeiras, entregó al juzgado que instruye su causa un manuscrito de 15 folios en el que denuncia robos continuados y prácticas sexuales en el entorno de la catedral. El ladrón del famoso manuscrito alude a casos concretos, con nombres y apellidos, de los que dice que tenían "actitudes que iban más allá de lo humanamente paternal", "relaciones sexuales" e incluso asegura haber presenciado frecuentes "palmaditas en el culo".

"La gente no llegará nunca a enterarse de lo que yo he vivido y visto, por eso pido declarar ante el juzgado para poder manifestar lo que ahora digo en este escrito", explica Castiñeiras de puño y letra en "un acta de manifestaciones" que fue entregada al juez José Antonio Vázquez Taín el pasado 14 de febrero, junto con una solicitud de comparecencia para que se uniese al procedimiento, según confirmaron a Efe fuentes judiciales.

Quince días después de abandonar la cárcel, el autor confeso del robo del Códice explica que "llevaba tiempo pensando en cómo hacer para que la gente se entere de lo que estaba pasando en la catedral de Santiago".

Castiñeiras, que durante 25 años trabajó para la catedral como electricista y acudía diariamente a misa, lamenta los comportamientos que, según explica, pudo presenciar. "La gente nunca se enterará de la tristura que yo siento y he sentido durante años al contemplar, por haberlo visto cuando iba a rezar, cuando iba a tomar un café, o cuando me lo contaban los propios protagonistas en la confianza, que ni la pobreza ni la castidad existen en algunas personas que se les supone", se quejó.

El ladrón del Códice se muestra dispuesto a "ratificar su declaración" cuando comparezca en persona ante el juez y apunta directamente a personas del entorno de la catedral a quienes acusa de mantener o bien "una intensa relación sentimental" o actitudes que exceden de lo paternal. Pero va más allá y habla incluso de sexo en el ámbito catedralicio.

Castiñeiras está acusado no solo de sustraer el Códice sino también otros objetos de la catedral junto dinero procedente de limosnas y donativos. La policía halló entre sus propiedades 1,2 millones de euros repartidos en bolsas.

En su escrito enviado al juez Vázquez Taín, el electricista explica que los robos eran algo común en la catedral. "Yo siempre ví que robaban dinero", relata. Y de nuevo cita episodios concretos de sustracciones de las que, según explica, fue testigo o conocedor.

El ladrón del Códice advierte además que podría desvelar nuevas irregularidades en el comportamiento de las personas que se mueven en el entorno de la catedral y que las denuncias que traslada a través del escrito presentado ante el juez son solo una pequeña parte.

"Esto no es más que un pequeñísimo granito de arena de lo mucho que tengo que manifestar siendo todo verdad sin la más mínima mentira", recalca.

El Códice Calixtino fue sustraído de la basílica gallega en julio de 2011 y recuperado un año más tarde de un garaje de Milladoiro (A Coruña), propiedad de Manuel Fernández Castiñeiras. Esta joya literaria del medievo estaba envuelta en periódicos. El electricista de la catedral, está acusado de delitos contra la intimidad, robo continuado con fuerza, hurto y blanqueo de capitales.

Tras seis meses ingresado en la prisión de Teixeiro, el autor confeso del robo del Códice salió de la cárcel a finales de enero. Castiñeiras está ahora en libertad provisional con obligación de comparecer cada lunes en el juzgado a la espera de que se celebre el juicio.