Si Rey de Viana era el genio visible, Victoria Canedo fue la otra cara de la moneda, la mujer que dirigió el cuerpo de baile día a día. Cuando su marido falleció, demostró ser el otro cerebro del Ballet Galego Rey de Viana, y siguió estrenando coreografías. Victoria Canedo murió el pasado lunes en A Coruña, en su casa de la plaza de Lugo, a los 91 años.

Lució tipo y piernas hasta el final de sus días. En los últimos tiempos, su salud se había resquebrajado, pero todavía el pasado verano pudo asistir a la cena que le brindaron bailarines de distintas épocas, que despedirán a su maestra de baile en un funeral, mañana, en la iglesia de Santa Lucía.

De origen compostelano, donde su familia regentaba un pequeño hotel, se casó con el coreógrafo José Manuel Rey de Viana, originario de Ourense, al que conoció en un hospital de A Coruña, siendo enfermera. y él herido de guerra. El matrimonio, que no tuvo descendencia, creó en 1949 el ballet con la pretensión de ennoblecer el baile gallego y expandirlo.

Eran tiempos oscuros en los que no había otra cosa que los coros y danzas de la Sección Femenina y cualquier comparación irritaba a Rey de Viana, profundo conocedor del folklore de Galicia, de sus muiñeiras, jotas y fandangos, que estilizó a base de formación clásica, en una conjunción que resultó un éxito gracias a la maestría de Victoria Canedo.

El Ballet Rey de Viana, que tras muchos ensayos se dio a conocer en 1955 como Ballet Gallego de La Coruña, no sería nada sin el esfuerzo de sus creadores, desde luego, y sin el ministro de Información y Turismo Manuel Fraga, que tuvo un papel fundamental en la consecución del sueño de Rey de Viana.

Con el Gobierno bipartito, en 2005, y la consellería de Cultura en manos del BNG, se acabó la vida del ballet. Ánxela Bugallo decidió que aquel no era el modelo de baile que quería subvencionar y, de un plumazo, unos 50 bailarines se quedaron en la calle. Los intentos de Victoria Canedo por mantener el proyecto, fueron inútiles.

Tras legar Rey de Viana en 1966 al pueblo gallego el ballet, pasó en 1971 a ser mantenido y gestionado por la Diputación coruñesa, hasta 1991, año en que pasó a depender a la Xunta presidida por Fraga, como parte del Instituto Galego das Artes Escénicas e Musicais. A la muerte de Rey de Viana, en 1995, Victoria Canedo se hizo cargo de la dirección del ballet.

Había empezado siendo un divertimento para señoritas, que se esforzaban como profesionales con la sola recompensa verse sobre un escenario de Santiago, Arzúa, Nueva York o Buenos Aires. Así, fueron pasando por el ballet Celia Pagés, Celia Berguer, Titina Miranda, Menu García Loureda y su hermano Oswaldo, Carlos Cortón, Isidro Cea, Suso Acuña, Chelín, Juan Carlos Rodríguez Cebrián... Y luego Ana Pardo, Susi, Beti, Paloma, Virginia Prieto Puga, las hermanas Sáez Ponte... Y siguieron bailando Espantallo, Patelas, Belidas fiandeiras, Verbas, Zoqueiriños de Chantada, Fonte das namoradas...