David Otero camina "fuerte" después de "comerse" en su anterior álbum a El Pescao, alias que tomó tras la disolución de El Canto Del Loco, y en su cuarto disco en solitario indaga en su niñez y sale del armario de los años 80 ratificándose como amante de los sintetizadores, de Def Leppard y de Cyndi Lauper.

"Toda la vida, desde los tiempos de ECDL, me decían que lo que yo hacía sonaba ochentero, incluso cuando eso no era un piropo", señala el músico madrileño en una charla, solo unos días después de la salida al mercado de "1980" (Sony Music).

Desde la misma portada, este trabajo es una oda a esa década musical gloriosa y un "viaje" con imágenes reales de la infancia del propio Otero (Madrid, 1980) en las que, por obra y gracia del retoque fotográfico, conversan con su yo actual.

"Para mí es sobre todo un disco con mucha ternura. Habla hasta de mis conflictos conmigo mismo y con otros de una forma bonita, porque estoy en un proceso muy importante de asumir que se aprende algo de todo lo que en un momento dado te hace daño", afirma sobre un disco muy "introspectivo".

Parte del detonante se encuentra en la reciente serie "Stranger Things" y en su recreación de la estética y sonidos de aquellos años, que le tocaron "la fibra". "Hemos visto a nuestros hijos perder muchas cosas que nosotros tocábamos y eso es en lo que ha consistido este disco, en toquetear", dice este artista que hace tiempo decidió disfrutar de la música.

¿Qué hizo que en los 80 se le despertara "el coco"?, se preguntó como premisa, y empezó a "bucear" en sus discos favoritos de la época, por ejemplo de Eurythmics o Cyndi Lauper, pero también los de "heavy metal" con clara línea melódica, como los Def Leppard, Iron Maiden, Metallica o Meat Loaf.

Recuerda además que el primer instrumento que cayó en sus manos no fue una guitarra, sino el clásico y compacto teclado Casio PT-1, momento en el que nació su amor por los sintetizadores analógicos. Un Jupiter, un Moog... hasta 9 de ellos, además de cuatro cajas de ritmos distintas, emplea en este disco producido por Tato Latorre que suena muy bailable.

A ese terreno se lleva incluso a una artista más aferrada al ámbito de la canción de autor como es Rozalén, que pone su voz en una conjunción musica electrónica y orgánica en la que juntos demandan "bailar en braille".

"Si hay un sentido que no está, hay que potenciar los demás, cerrar los ojos y escuchar, que es algo en lo que María (Rozalén) es experta", explica Otero respecto a la moraleja del tema de marras, "Baile", que ha sido uno de los sencillos de presentación junto a "Jardín de flores".

El que no aparece en el repertorio es "Magia", la canción que escribió junto a su cada vez más inseparable amigo Diego Cantero (Funambulista) y que propusieron como candidato a Eurovisión 2018, aunque al final no fuera elegido por la audiencia.

"Me dio pena, porque es un tema que me encantaba, pero igualmente volvería a repetir la experiencia. En Diego además he encontrado un alma gemela y creo que no vamos a parar de hacer cosas juntos", aventura Otero, que participará este verano en el festival Arenal Sound e iniciará su gira oficial el 21 de septiembre en el Teatro Circo Price de Madrid.