La escritora de novela negra Fred Vargas (París, 1957), ha sido galardonada esta jueves con el premio 'Princesa de Asturias' de las Letras de este año. La autora, arqueozoóloga y medievalista, cuenta con un amplia carrera en el mundo literario.

Frédérique Audoin-Rouzeau, como se llama realmente ha defendido en varias ocasiones y con mucha vehemencia el papel de la novela negra, un género al que llegó a definir como "un buen medicamento para curar los miedos". El reconocimiento había sido propuesto por el jurado de cooperación internacional Gustavo Suárez Pertierra.

El jurado de este premio estuvo presidido por Darío Villanueva Prieto e integrado por Xosé Ballesteros Rey, Blanca Berasátegui Garaizábal, Luis Alberto de Cuenca y Prado, Lola Larumbe Doral, Antonio Lucas Herrero, Ángeles Mora Fragoso, Leonardo Padura Fuentes, Laura Revuelta Sanjurjo, Carmen Riera i Guilera, Fernando Rodríguez Lafuente, Ana Santos Aramburo, Sergio Vila-Sanjuán Robert, Juan Villoro Ruiz y José Luis García Delgado. El jurado destacó la escritura de Vargas que combina "la intriga, la acción y la reflexión con un ritmo que recuerda la musicalidad característica dela buena prosa en francés". "En cada una de sus novelas la Historia surge como metáfora de un presente desconcertante", sentencian.

Vargas escribió su primera novela policíaca 'Les Jeux de l´amour et de la mort', a mitad de los años 80, en paralelo con su trabaj oen una excavación arqueológica en NIèvre. Con ella ganó el Festival de Cognac. Escogió el seudónimo Fred Vargas, como su hermana gemela Jo, en homenaje a María Vargas, el personaje de Ava Gardner en "La condesa descalza". La principal serie de novelas de Vargas, y la que le ha dado mayor éxito, es la del comisiario Jean-Baptiste Adamsberg.

"Un psiquiatra puede recomendar una lista de varios títulos a su paciente para curar cualquier patología. En el caso de que no funcione, le hace volver cierto tiempo después", argumentó en su día durante una de sus visitas a Gijón. Los personajes de las novelas de Vargas, llenos de belleza y sentimientos encontrados, son así porque (tal y como reconoció en su día la propia escritora) "trato de transmitir la realidad de las personas". "Según conozco al asesino que describo, mejor me cae. Todas las personas tienen sus luces y sus sombras", puntualizó, mientras explicaba que "no suelo controlar lo que hacen mis personajes porque me resultaría muy aburrido, y si algo me aburre, al lector le pasará lo mismo". "Suelo controlar pequeñas frases de mis obras, que llevan a los personajes a reaccionar de una determinada manera, aunque con poco peso dentro de la narración. Suelo ir un paso por detrás de todos mis personajes", expresó.