Bahman Ghobadi, que pasó por Madrid para ofrecer una conferencia sobre la relación entre música y cine, confesó que "Media Luna" nació como "una película de encargo" para participar en el Festival Nuevas Esperanzas de Viena, que conmemoraba el 250 aniversario de la muerte de Mozart con obras que, "inspiradas por la música del compositor austríaco, reflejasen los problemas del nuevo siglo".

A Ghobadi -que compartió la Concha de Oro con la película "Mi hijo" del francés Martial Fougeron- le inspiró el "Réquiem", una composición que "demuestra que Mozart no sólo hacía música, sino magia, algo necesario en Irán para tener esperanzas en la vida y ante la muerte".

A partir del estudio de la personalidad de Mozart -en concreto su obsesión por la muerte- y tras conjugarla con ese factor mágico, Ghobadi creó al protagonista de la película, Mamo, un viejo cantante kurdo-iraní que, tras la caída del régimen Sadam Husein, consigue los permisos necesarios para tocar en el Kurdistán Iraquí, algo que quiere hacer antes de que se cumpla el presagio que anuncia su inminente muerte.

Mamo emprende su viaje a Irak en un viejo autobús junto a sus diez hijos, un amigo y un gallo, un recorrido lleno de sobresaltos y que puede acabar en tragedia porque Mamo se niega a cantar sin una voz femenina, desobedeciendo la ley iraní que prohíbe a las mujeres cantar en público.

"Los artistas iraníes, y en especial las mujeres, viven una situación muy difícil", explicó el cineasta, ya que "en vida les callan sus sentimientos y el reconocimiento les llega siempre después de la muerte", una persecución que también sufre Ghobadi, cuya película ha sido prohibida en Irán.

"El ministerio censuró primero una escena en la que aparecen los actores con una mapa en la mano; decían que eso era la reivindicación de un estado kurdo", confesó el cineasta, quien opina que su película ha sido prohibida "porque no les gusta el espíritu", que no es otro que "un sincero homenaje al ser humano y a los artistas iraníes".

Una muestra de que "Media Luna" no está "contaminada con temas políticos" es que no aparece ni una sola bomba ni soldados norteamericanos, aunque el cineasta culpó a Estados Unidos de la situación de los países árabes porque "instruyeron en su día a gente como Bin Laden y Sadam Husein".

En "Media Luna" el cineasta -que ya ganó el máximo premio en San Sebastián en 2004 con "Las tortugas también vuelan"- se acerca a la comedia, y no "para enmascarar el drama", sino porque es "la realidad de Irán", un país en el que "a pesar de que todo el mundo ha vivido alguna tragedia, la gente es capaz de afrontar la realidad con una sonrisa".

Ghobadi siempre ha querido reflejar la realidad de su pueblo, una tarea para la que le sirve de gran ayuda que sus actores no sean profesionales, sino ciudadanos kurdos vecinos de Teherán.

A pesar de que muchos de ellos nunca antes habían visto una película, como el protagonista, Ismail Ghafari -que trabaja como portero de una escuela-, hacen un trabajo más que digno, del mismo modo que Ghodabi ha conseguido "ser director de cine sin tener una cámara", lo que lleva a preguntarse "qué sería de los pobres si nos diesen oportunidades".

En estos momentos el cineasta trabaja en su próxima película, un film "muy dramático sobre la juventud de Teherán y la pena de muerte".