Rafa Nadal firmó su pase a los cuartos de final del torneo de París-Bercy, último Masters 1000 de la temporada, tras imponerse con dificultades a Tommy Robredo (6-3, 3-6 y 7-5) tras dos horas y veinte minutos de juego, en una jornada en la que cayeron algunos de los grandes favoritos al título, como el escocés Murray o el ruso Davydenko.

El manacorí, que superó momentos críticos ante Almagro en segunda ronda, volvió a vivir un partido al filo del abismo pero de nuevo su casta, acompañada de una mejoría en su tenis, le llevaron al triunfo, que le permitirá medirse al francés Tsonga, vigente campeón del torneo, por un puesto en las semifinales.

Nadal pareció querer disipar cualquier posible duda sembrada ayer con un sólido primer set. Acertado con su primer servicio y dominando los puntos desde el fondo de la pista, el manacorí se adjudicó la primera manga por 6-3, tras lograr el único 'break' del set.

Sin embargo, los 'fantasmas' que surgieron ante Almagro volvieron a hacer acto de presencia en la central de París-Bercy y Nadal vio descender su rendimiento al tiempo que aumentaba el de su rival. Robredo estuvo espléndido con su saque en la segunda manga y aprovechó la segunda de sus bolas de 'break' en el sexto juego para reengancharse al encuentro.

El gerundense se llenó de moral y encadenó acciones brillantes que le llevaron a adjudicarse el primer set de su carrera ante el número dos mundial (6-3), llevando el partido a la tercera manga ante el deleite del aforo galo, expectante ante el desafío de Robredo.

Robredo perdona y Nadal emerge

Nadal tiró de casta, como ayer, para aferrarse a su servicio y esperar el bajón de Robredo. Pero no llegó. En el noveno juego de la manga decisiva, el catalán aprovechó la segunda de sus bolas de ruptura después de que Nadal hiciese una doble falta muy inoportuna.

Con 5-4 a su favor y el saque para cerrar la victoria, a Robredo le tembló el pulso y dejó escapar la victoria. Anta el balear, esos errores se convierten en mortales, porque si bien aún está lejos de su mejor versión, Nadal mantiene intacto su feroz espíritu competitivo.

El número dos mundial renació de sus cenizas y acabó con Robredo, como un felino que aprovecha el temor que le tienen sus víctimas. Los errores del gerundense espolearon a Nadal, que estuvo fino en los momentos decisivos y continuará su camino por París, buscando alcanzar o superar la final que obtuvo en 2007.