Apoyado en un cuarteto nuevo, con David Ferrer como único superviviente de la final de Barcelona, la que supuso la conquista para España de la cuarta ensaladera, el equipo que dirige Albert Costa inicia en Logroño y ante Suiza la conquista de su tercera Copa Davis consecutiva, la quinta de su historia.

El conjunto español es víctima también de la fuga de talentos que se dan de baja para la primera ronda del torneo. Las principales raquetas, como el suizo Roger Federer, el británico Andy Murray o el argentino Juan Martín del Potro, han excusado su presencia para los compromisos de sus países.

Albert Costa se ha encontrado sin Rafa Nadal y sin Fernando Verdasco, de entrada, en plena recuperación de sus respectivas dolencias físicas. A última hora se unió a ellos Juan Carlos Ferrero, citado por el capitán, y que se cayó de la convocatoria tras disputar la final del torneo de Acapulco, en la que se lesionó en una rodilla.

El capitán español cuenta con la experiencia de David Ferrer, con catorce intervenciones en duelos individuales, y Tommy Robredo, con doce más seis en dobles. Junto a ellos, Nicolás Almagro, que sólo ha acudido una vez con el combinado nacional, y Marcel Granollers, que hará su debut en la Copa Davis.

Suiza, por su parte, está siempre condicionada por las ausencias de Roger Federer. El número uno del mundo otorga a este torneo una importancia relativa. No suele incluir las eliminatorias en su calendario. Y sólo acude al rescate del equipo en casos de necesidad, cuando la continuidad en el Grupo Mundial está en el aire.

Stanislas Wawrinka, instalado entre los veinte mejores del mundo, es su arma más fiable. Es sobre quien se ampara el cuarteto de Severin Luthi. Detrás están raquetas escasamente reputadas. Sin nombre en el circuito mundial, como Marco Chiudinelli, Michael Lammer o Yves Allegro.

La condición de local, la superficie y la posición de vigente campeón, alientan el carácter de favorito de España, que acumula dieciocho eliminatorias consecutivas con victoria como anfitrión. Más aún, la solidez se hace evidente en tierra batida, donde suma veinte choques triunfales.

La tradición también está del lado hispano. Siempre, excepto el primer enfrentamiento, en 1946, ha salido airoso de los duelos contra el cuadro suizo. El más reciente fue, como ahora, en la primera ronda del año 2007, con Ginebra como escenario, sobre una superficie rápida, y en pista cubierta.

España, capitaneada por Emilio Sánchez Vicario, superó a su rival en un choque plagado de contratiempos. Rafa Nadal tampoco pudo disputar la eliminatoria por dolencias físicas y a él se le sumó Stanislas Wawrinka, que en las horas previas cayó lesionado.

El conjunto español emprende en Logroño la defensa de su quinto título. La búsqueda de la tercera ensaladera consecutiva, algo que no sucede desde que Estados Unidos sumó cinco entre las ediciones de 1968 y 1972. Sería la quinta corona para España, lo que le haría entrar de lleno en el Olimpo de los mejores países en la historia de la Copa Davis. A tiro de los siete que ostenta Suecia, cerca de los nueve de Gran Bretaña y Francia, pero muy lejos de los veintiocho de Australia y los 32 de Estados Unidos.