El Barça ganará en el Santiago Bernabéu si en el partido se juega al fútbol. El Real Madrid vencerá si el encuentro es un correcalles, con contragolpes rápidos y alguna falta al borde del área para que dispare Cristiano Ronaldo. El Barça es favorito, pero en el partido del siglo de cada año es complicado apostar. Esta vez hay quienes lo presentan como el mano a mano Messi-Cristiano. Error porque el Barça es más que individualidades: es equipo.

Un viejo cronista, en estos casos, solía inclinarse por "victoria mínima de uno de los dos salvo empate". Tras la nueva exhibición de Lionel Messi frente al Arsenal a los madridistas les han moderado el optimismo que habían puesto en la confianza de que su Cristiano fuera superior al heterodoxo Messi. En la noche del martes todo el entorno madridista tenia una obsesión: parar a Messi.

La Liga española es tan anómala que parece destinada que a que solamente se la disputen dos. La irregularidad comienza en el hecho de que en la competición hay dieciséis sociedades anónimas y cuatro clubes deportivos. Todos los clubes españoles no son iguales ante la ley. De tal modo que a los presidentes de los cuatro exentos no se les exige el abono de los déficit que se comprometen a solventar cuando se presentan a las elecciones y están obligados a aportar los avales estipulados.

La Liga española es tan singular que entre los líderes y el tercero, el Valencia, hay 21 puntos de diferencia y entre ellos y el último, el Xerez hay 54. Tales datos no se dan en las ligas europeas. Solamente en la española pueden ser campeones sólo dos equipos. En Inglaterra, Alemania, Francia o Italia los aspirantes son, al menos, tres.

Madrid y Barça representan dos modelos distintos del fútbol. El club madrileño ha invertido esta temporada 250 millones de euros y sus cuentas, como las dos Barça, son, en números rojos, casi similares a las del Valencia, club que ha sido catalogado como el mayor deudor de la historia. En Barcelona se sigue la idea de invertir menos en fichajes mediáticos, en galácticos vendedores de camisetas e imágenes para anuncios en papel "couche". Prefieren potenciar la cantera.

Se da la circunstancia de que en el Barça se suelen alinear más jugadores españoles que en muchos de sus adversarios. Por supuesto, muchísimos más que en el Madrid. El otro dato que distingue a los barcelonistas es la lista de canteranos: Valdés, Puyol, Piqué, Busquets, Messi, Pedro, Jeffren, Jonathan, Bojan, Xavi e Iniesta. Entre ellos, aunque argentino de nacimiento, pero hecho futbolísticamente en La Masía, está Messi, sobre quien se afirma que es el mejor jugador del mundo, catalogación que crece a diario. Frente al Arsenal marcó cuatro goles y volvió a demostrar que posee todas las condiciones envidiables de un futbolista excepcional. En el Madrid los canteranos son Casillas, Arbeloa, Granero, Guti, medio suplente, y Raúl que nació en el Atlético de Madrid.

El Madrid-Barça es, además de una gran confrontación deportiva, una representación de las dos Españas. Más de medio país será madridista en el partido. El presidente barcelonista, Joan Laporta, ha acrecentado la aversión que muchos españoles sienten hacia un club que habla catalán, primera condición descalificadora en Madrid, y que se entiende está al servicio de actitudes nacionalistas.

Desde el punto de vista exclusivamente deportivo, el equipo barcelonés es mejor que el madrileño. Aunque hay ocasiones en que tiene dificultades para manejarse a su manera, con los marcajes a lo Mangriñán de futbolistas como Messi, Xavi e Iniesta, su fórmula es concreta. Se sabe a qué juega, al toque, y hasta en los momentos en que se ve sorprendido no cambia de actitud, mantiene la serenidad y sigue jugando con obsesiva posesión del balón hasta que encuentra el gol.

El Madrid es equipo hecho a golpe de talonario y el entrenador ha tenido dificultades para cohesionar a sus figuras. Messi es determinante, pero también lo es Cristiano aunque sus condiciones son diferentes.

El Madrid dicho en términos boxísticos, tiene más pegada. La estrella portuguesa e Higuain llegan fácilmente al gol, aunque para ello necesitan el contragolpe rápido, la oportunidad de pillar a la defensa contraria descolocada. Se da la circunstancia de que uno de los grandes fichajes, el brasileño Kaká, no ha rendido como se esperaba y en su ausencia el equipo no ha perdido un partido y ha ganado con más facilidad. Van der Vaart, condenado a principio de campaña, porque querían venderlo, le ha suplido ventajosamente.

Que Madrid y Barça jueguen cada año el partido del siglo es inevitable. Ambos promueven tantos amores como animadversiones. Es la guerra de las dos Españas con balón por medio.