Tenía diez años cuando celebró el título de Liga en la fuente de Cuatro Caminos, muy cerca de su casa. Ahora tiene veinte, ya ha debutado en Primera y el domingo podría estrenarse en Riazor. Raúl García se siente como en una nube. Ayer Lotina lo incluyó entre los presumibles titulares para recibir al Racing, aunque él prefiere no hacerse demasiadas ilusiones. De momento, jugar con el Dépor en A Coruña es para él "algo inimaginable", simplemente "un sueño".

Desde muy pequeño, cuando todavía daba sus primeros pasos en el Victoria, ya iba al estadio junto a su abuelo para ver a sus ídolos del Superdépor. Luego se hizo socio casi al mismo tiempo que ingresó en las categorías inferiores del club blanquiazul, con sólo doce años. Se estrenó con el Dépor en infantiles y desde entonces ha ido cumpliendo etapas, siempre con la misma camiseta, salvo la pasada temporada, cuando jugó cedido en el Montañeros a las órdenes de José Ramón González Pérez.

Igual que hizo José Ramón, Raúl espera saborear muchas tardes de gloria en Riazor, aunque, de momento, se conforma con debutar con buen pie. La responsabilidad, según él, no le pesará: "No estoy muy nervioso. Por ahora estoy bastante tranquilo. Igual después me entran más los nervios, pero en el Calderón cuando salté al campo sólo pensaba en ayudar y hacerlo bien". Diga lo que diga, si juega el corazón se le acelerará, igual que el día que el Dépor ganó la Liga. "Era muy pequeño, pero me acuerdo de estar allí. Vivo al lado de Cuatro Caminos y fue un día increíble. De pequeño iba con mi abuelo a ver al Dépor. Alguna vez fui incluso a sacar fotos con los jugadores", recuerda el joven.

Cuando era un chaval e iba a Riazor, jamás se imaginó que algún día podría pisar ese césped como futbolista del Deportivo: "De pequeño nunca pensé que podría estar ahí, en Riazor, jugando. Cuando iba al campo y ya estaba en las categorías inferiores del club, mis amigos me decían que llegaría a estar ahí, pero nunca pensé que llegara a ser posible". Tampoco creyó jamás en debutar en un estadio como el Vicente Calderón, y así ocurrió el pasado domingo. Al término del encuentro, buscó al Kun y a Forlán para pedirles sus camisetas, pero ya estaban adjudicadas. Tuvo que conformarse con la de Ujfalusi, la primera de su colección.