La presencia de Filipe en la alineación titular era motivo de alegría para el deportivismo. Además, jugó todo el partido. También era una gran satisfacción para Gorka Iraizoz, el portero del Athletic que lesionó al brasileño de forma fortuita en la primera vuelta, verse de nuevo con su amigo sobre un campo de fútbol. El reencuentro pasó más bien inadvertido. "Sí estuvimos hablando antes del partido", confesó el lateral deportivista, que especificó que había sido sobre el césped a pesar de que casi nadie lo advirtió. "No sé por qué no lo visteis, porque estuve con él en el campo", añadió. Los focos, sobre todo los bilbaínos, apuntaban a otra parte: a Joseba Etxeberria, que cerraba su carrera como futbolista.

Filipe completó los noventa minutos del encuentro a buen nivel. "Estoy contento porque me he encontrado como siempre", dijo. La misma satisfacción, o mayor, la expresaba Miguel Ángel Lotina. "Hay que estar muy contentos porque Filipe ha jugado los noventa minutos a un gran ritmo, que es lo que todos deseábamos". Era un encuentro adecuado para que el brasileño volviese a la titularidad. No había puntos en juego, lo que incidía en la falta de tensión. Es más, cualquier mínimo choque servía para que los futbolistas de ambos equipos acabasen abrazados. Así sucedió entre Filipe e Iraola. El deportivista golpeó, al parecer y sin intención, en la cara al rojiblanco y una vez se deshizo de la pelota fue a buscarlo al suelo para disculparse. Así fue el partido.

Así y una fiesta para el 17, para Joseba Etxeberria, que disputó sus últimos minutos con la camiseta rojiblanca, tras quince años en este equipo, con el que disputó 514 partidos, 445 de Liga, lo que lo convierte en el segundo futbolista en la historia del Athletic en el ránking de la Liga por detrás del mítico José Ángel Iribar, que acumula 466 encuentros. "Es historia viva de este club", dijo Lotina. "Son futbolistas de gran consideración. El caso de Etxebe es como el de Raúl en el Madrid o el de Valerón aquí en el Deportivo", añadió. La fiesta rojiblanca fue casi completa. Joaquín Caparrós le dio ayer la titularidad, y también sus dos minutos para la posteridad, cuando decidió retirarlo del campo para dar entrada a Toquero. Era el momento elegido para que todo San Mamés tributase al de Elgoibar su homenaje. El futbolista, llorando desconsoladamente, se fue despidiendo uno a uno de sus compañeros e incluso recibió el abrazo de varios deportivistas; también el de Mejuto González, el árbitro, que se limitaba a aplaudir en la distancia, pero no pudo evitar acercarse para darle un sentido abrazo. "Han sido lágrimas de felicidad —confesó Etxeberria— en un momento inolvidable que recordaré siempre".

Fue también el día de Armando, el veterano portero que tuvo la oportunidad de retirarse del fútbol y del Athletic, al que llegó procedente del Cádiz, jugando un nuevo partido de Primera. Su despedida pasó más inadvertida que la de su compañero, pero no por eso fue menos reconocido su trabajo. Tanto es así, que cuando abandonaba San Mamés por la puerta de atrás no pudo evitar encontrarse con un número importante de seguidores, que lo reconocieron y lo homenajearon en mitad de la acera. "Estoy encantado. Ha sido muy bonito", dijo el portero vizcaíno, "tremendamente agradecido" al Athletic y a Joaquín Caparrós por haberle dado la oportunidad de haber podido jugar en el Athletic, ya con 37 años.

También se despidió Iñaki Muñoz del Athletic, donde ha estado tres años sin haber gozado apenas de oportunidades de jugar. "Después de tres años que no han sido muy agradables, este día no voy a olvidarlo y quita un poco el regusto amargo de mi estancia en el Athletic", resumió el centrocampista vasco.

Etxeberría fue el protagonista de ayer; Armando y Muñoz ocuparon papeles secundarios; el reencuentro de Filipe y Gorka Iraizoz prácticamente no existió. En San Mamés se producía la despedida de un icono. El reencuentro de su portero con un ídolo del Dépor apenas despertó la atención del público.