Aquel dicho de jugar como nunca y perder como siempre cobra especialmente relevancia cuando en la cancha se enfrentan el Coinasa Liceo y el Barcelona. No fue el partido más brillante de los verdiblancos, pero hicieron mucho más que su rival para merecer la victoria. Los azulgranas se encontraron sin buscarlo con el primer gol gracias a un penalti que como un as se sacaron de la manga los árbitros, y dos jugadas puntuales, casi las únicas, en el mismo minuto, el fatídico 28, con Sergi Panadero y Carlos López como protagonistas, les dieron ventaja. Sentenciaron con una contra cuando en la jugada anterior los verdiblancos protestaban un penalti que podía haber supuesto el empate. Al final lo único que cuenta en el deporte es que la bola entre. Premio excesivo y castigo injusto para un Liceo que a pesar de todo sigue en lo más alto de la clasificación, empatado a puntos con el Reus y con siete de ventaja sobre el conjunto barcelonés.

El Liceo planteó el partido con la intención de cederle la bola a los visitantes. Sin embargo, después de unos minutos iniciales de tanteo, los locales gozaron de las primeras ocasiones. Bargalló, en dos ocasiones, estuvo a punto de hacer el primero, lo mismo que Lamas en una buena jugada personal, y Barreiros, cuyo lanzamiento se estrelló contra el palo. El Barcelona, en cambio, encontró su ocasión con a un penalti. Reinaldo García, ex verdiblanco, no perdonó y adelantó a los suyos, casi un milagro a tenor de lo que se había visto sobre la cancha. El conjunto de Ferrán Pujalte despertó con el gol y gozó de varias ocasiones, pero Malián estuvo muy atento. El Liceo estuvo unos minutos noqueado, pero se recuperó y volvió a la carga. Sergi Miras, a un minuto del descanso, hizo justicia con un gran gol: recorte y bola en toda la escuadra.

Se presumía una segunda parte intensa y así fue. El Barcelona golpeó primero con dos bolas imparables en dos destellos de calidad de Panadero y Carlos López. Las ocasiones se sucedieron entonces para el Liceo mientras el Barça rozaba el pasivo en sus ataques. Pablo Álvarez falló una falta directa y fue Barreiros el que redujo diferencias. Con los pupilos de Carlos Gil totalmente volcados, Bargalló cayó en el área cuando sólo tenía que empujar la bola a las redes. El árbitro no quiso señalar nada, los azulgranas salieron a la contra y sentenciaron. Todavía dispusieron de otra falta directa, por medio de Barreiros, para poner emoción al final, pero el mazazo había sido demasiado grave y ya no se pudo hacer nada para reanimar al herido.