De San Diego a Chicago, de Chicago a Madrid y de Madrid a A Coruña. Diecinueve horas de viaje y directo a Abegondo. Pese al cansancio y al jet lag, Andrés Guardado quiso acudir ayer a la ciudad deportiva para reincorporarse a los entrenamientos tras los dos amistosos disputados con México. Nada más bajarse del avión en Alvedro, se dirigió de inmediato hacia El Mundo del Fútbol. Salió al campo, pero sólo para caminar y realizar estiramientos. Lógico, después de tantas horas de vuelos. Lo importante es que vuelve sano tras jugar 64 minutos ante Paraguay y 45 frente a Venezuela -"gracias a dios no tuve ningún tipo de problema, estoy muy bien y no tengo queja de nada"- y además lo hace muy reforzado anímicamente. Se siente a tope, incluso para aguantar los 90 minutos ante el Mallorca. "Ojalá. Yo espero que sí. Quiero jugar ya los 90 minutos", proclama.

No lo hace desde el pasado día 7, cuando el carrusel de lesiones que sufrió el Dépor ante la Real Sociedad le obligó a tener que disputar el encuentro entero. Fue la única vez que completó todo el tiempo reglamentario en los últimos seis meses, ya que no lo hacía desde la visita al Santiago Bernabéu, correspondiente a la sexta jornada, el 3 de octubre de 2010. Desde que reapareció, Lotina tuvo que dosificarlo debido a sus continuos problemas con las lesiones. Ante el Madrid jugó 56 minutos, luego 55 contra Osasuna, después los 90 frente a la Real y a la semana siguiente, en Cornellá, el técnico lo dejó en la grada para evitar riesgos. La pasada jornada aguantó 76 minutos ante el Levante y ahora, después de haber brillado con México, cree que ha llegado el momento de volver a disputar los 90: "Vengo a ayudar al equipo, que ahora es lo más importante, y a enfocarme en lo que es el Dépor. Estamos en una situación complicada y tenemos que salir adelante sí o sí".

Regresa "muy contento" de su experiencia con México porque le "hacía falta" reencontrarse con sus mejores sensaciones en el tri. "Me hacía falta vivir esto con la selección y que me fuera bien ahí. Tenía ganas después de las cosas que me habían pasado -dijo Guardado-. Vuelvo con muchas ganas de ayudar al equipo y consciente de la situación en la que estamos". Su tanto ante Paraguay puede haber marcado un antes y un después, sobre todo en el aspecto psicológico. "Más que un gol, significó como cerrar un poco todo, mi proceso de lesiones, las cosas que habían pasado y tantas dudas. A veces un insignificante gol, aunque sea en un amistoso, te ayuda muchísimo en lo individual a decir que aquí estoy de regreso otra vez. Vuelvo muy reforzado anímicamente por todo lo que me pasó y muy contento", reiteró. Cree que es hora de "sacar pecho" ante el Mallorca, un encuentro que se toma como si fuera "una final". "Tenemos que ganar sí o sí", insiste el zurdo, que agradece de antemano el apoyo de los aficionados deportivistas: "Los necesitamos y realmente también juegan su partido. No ayudan muchísimo".