Un nuevo éxito, el 23 desde que en 1989 comenzó la andadura y la historia del Trofeo Miguelito. Ayer, el Coliseo volvió a acoger una nueva edición de esta fiesta del judo coruñés, que reúne a 3.000 jóvenes deportistas y congrega en las gradas a cerca de 10.000 espectadores. Miguel Ramos, que está en la organización del evento desde su nacimiento, alaba la cultura de la ciudad con esta competición: "Es increíble, después de 23 años no hemos perdido tirón, porque podía haber sido que la gente se cansara, pero nada, este año fue en el que más gente hubo en las gradas, llenas los cuatro turnos de competición. Esto no se lo quiere perder nadie. Y además, transcurre siempre sin incidencias".

La organización, sin embargo, no las tenía todas consigo. "Coincidía a 1 de mayo, es decir, Día del Trabajador, festivo, y encima Día de la Madre y por eso pensamos que a lo mejor había gente que se lo perdería, pero todo lo contrario. Desde las nueve de la mañana ya estaban llenos todos los aparcamientos de los alrededores. Esto parecía Marineda City", continúa Miguel Ramos, presidente del Comité Organizador, encargado de las relaciones con las instituciones, maestro nacional de judo, séptimo dan y vicepresidente de la Federación Gallega. Él, además, es uno de los amigos de Miguel López Pérez, la persona que da nombre a la competición, que se realiza en su homenaje, un judoka coruñés, campeón gallego sénior, que falleció en 1988 cuando tenía 20 años y era una promesa de este deporte.

Tres mil niños, de 3 a 11 años y principalmente de la comarca coruñesa, aunque también de zonas de Pontevedra, fueron los encargados de poner el color a la cita. En cuatro tandas, con 750 en cada una de ellas, hicieron su exhibición de técnica y se marcharon con su medalla, todos la misma, sin vencedores ni vencidos. Lo que sí que se hace es reconocer a los colegios o ayuntamientos que han preparado mejor el Trofeo. Se otorgan unos puntos que se van sumando, pero la Estatua Miguelito se entrega al año siguiente. Es decir, ayer se conocieron los ganadores del año 2010, que fueron el Cristo Rey, el Eusebio da Guarda, el Rosalía de Castro, el Montespiño y los Ayuntamientos de Muxía y Arteixo.

La novedad que presentó el Trofeo en 2011 fue la intención de la organización de formar un cinturón gigante. Por eso se le entregó a cada niño una cartulina, en la que estos tenían que escribir su idea sobre el judo. Después se juntaron todas las cartulinas para rodear casi el Coliseo. "Había algunos que ponían simplemente me gusta, pero otros... escribieron toda la cartulina, con paciencia y con su letra, no con ordenador, que es a lo que están acostumbrados hoy en día", concluye Miguel Ramos.