La selección española de rugby femenino superó ayer a Francia con corazón, fortuna y suspense y dio un paso de gigante para estar en la final del Campeonato de Europa y revalidar el título. España no pudo exhibir su mejor juego ante las galas, pero sacó el coraje en la segunda parte y levantó con un ensayo de castigo un partido que tenía perdido. Las coruñesas Paula Medín y Rocío García fueron titulares, mientras que Berta García y Vanesa Rial se quedaron en el banquillo.

En el primer tiempo, las francesas impusieron su físico y a las locales les costó mucho avanzar metros ante la fuerza del rival, que abortó prácticamente todos los intentos en campo contrario. Las galas se valieron de un golpe de castigo para adelantarse a los catorce minutos de encuentro con el acierto de Laura di Muzio. Sin embargo, la velocidad de las españolas contrarrestó el golpe sólo dos minutos después con un ensayo de Aroa González.

Francia anuló antes del descanso el resto de intentos de la campeona, a la que contuvo a base de kilos, volvió a ponerse en ventaja con otro golpe de castigo y dejó encarrilado el choque con un ensayo.

España llegó con vida al segundo acto, en el que la campeona, valiente, controló más el partido, casi siempre en campo francés, y le dio la vuelta al marcador con un ensayo de castigo transformado por Marina Bravo. La selección había conseguido con corazón lo que parecía imposible y en los minutos finales resistió el empuje de Francia, que desperdició, en la última acción del partido, un golpe de castigo que ejecutó Di Muzio. España depende de sí misma para acceder a la final del Europeo, algo que conseguirá si se impone mañana a Suecia en la tercera jornada.