Durante y después de la entrega de trofeos bailaron y se abrazaron todas: las campeonas, las inglesas y las segundas, las españolas; unas y otras fueron triunfadoras, pero el título lo levantó Inglaterra, el quinto Campeonato de Europa que gana, ayer en A Coruña tras imponerse a España por 5-3. Llegaron mejor preparadas las británicas, con más entrenamientos, recursos y mimos; le costó bastante derrotar a las chicas de Inés Etxegibel, que recordaba después del partido que las condiciones, con las que se preparó su selección para el Europeo, fueron limitadas, con escaso presupuesto y pocas sesiones de trabajo, sin demasiado interés federativo y sin que se haga demasiado desde los despachos para paliar carencias o mejorar servicios. Así que el subcampeonato, aunque no es de oro, le sabe bien a una selección española que congregó en la final disputada en el Universitario de Elviña a más de mil personas.

Además tuvo el título muy cerca, porque protegió el 3-0 con el que se adelantó en mitad de la segunda parte gracias a un golpe de castigo logrado por Patricia García casi hasta los últimos instantes. Dos minutos quedaban cuando Inglaterra consiguió un ensayo de melé que volcó el marcador a su favor (3-5).

La final presentó a una España valerosa y combativa, con una defensa numantina y un ataque siempre incómodo para las rivales en la guerrilla sin tregua que mantuvieron los equipos en cada parcela del terreno. El viento sopló a favor de las españolas en el periodo inicial, en el que el dominio fue alterno, con combinaciones cortas y precisas y placajes perfectos, pero no supieron aprovecharlo las anfitrionas. Dos buenas incursiones acabaron cerca de las zonas de marca inglesas y calentaron el ambiente en el animoso graderío.

Tras el descanso España se adelantó mientras las posesiones fueron repartidas, pero cuando Inglaterra se encontró por debajo encerró más a las locales en su campo hasta forzar un par de melés que acabaron por dar fruto y les brindaron la victoria.

SOS rugby femenino

La atmósfera que se vivió durante la final fue extraordinaria. Mucho ruido en las gradas, cánticos, bocinas, colorido, jugadoras de casi todas las selecciones participantes, autoridades, medios de comunicación. Los himnos sonaron a volumen muy bajo, se escuchaba más la letra del inglés en boca de sus jugadoras. Reinó la comunión, se dejaron ver banderas de las comunidades autónomas de las jugadoras españolas al final; también pancartas reivindicativas -SOS rugby femenino-, y alguna petición de dimisión dirigida a quienes mandan en las federaciones.

El bronce fue para Francia, que derrotó a Italia (17-7). Holanda terminó quinta al superar a Suecia (21-5) y Finlandia fue la última tras perder ante Rusia (22-5). Y el tercer tiempo fue muy largo, enlazó con la noche coruñesa.