Un guión nuevo. Todos esperaban las semifinales del morbo entre el Barcelona y el Liceo, sobre todo por el importante partido del próximo jueves en el que los verdiblancos se juegan el título de la OK Liga. Pero la victoria de ayer del Oporto cambia toda la historia de esta Liga Europea que parecía que ya tenía grabado en la copa el nombre de los azulgranas. Con ellos fuera, la oportunidad de pesca es histórica para los cuatro equipos que se han colado en las semifinales. Entre ellos el conjunto coruñés, que eliminada su bestia negra de los últimos años, incluso de esta propia temporada -perdió contra el Barça en Copa del Rey y en la Copa Continental- tiene ante sí la ocasión de colarse en la final continental y, por qué no, soñar con ser campeón.

La semifinal medirá a los herculinos con el Oporto (20.30 horas, TVG2). En teoría, un rival mucho más fácil que los azulgranas, pero si han sido capaces de eliminar al favorito, los portugueses tendrán que ser tomados muy en cuenta. Con un gran defensa y una magnífica actuación de su portero, Edo Bosch, los lusos fueron capaces de desquiciar a los catalanes y forzar la prórroga. En ella, el español Pedro Gil no perdonó. Al minuto dispuso de una falta directa con la que batió a Egurrola. Les salió el partido perfecto. Y ahora lo tendrán que repetir ante el Liceo.

Los verdiblancos no pueden desaprovechar este regalo. Viajaron a Andorra casi cerrando el billete de vuelta para el viernes pensando en unas teóricas semifinales contra el Barça. Ahora es el momento de sacar motivación y fuerzas extras. Tendrán que mejorar el juego desplegado en cuartos de final ante el Noia. A pesar del resultado de 7-4, el conjunto de Carlos Gil dejó algunas dudas, sobre todo en el apartado defensivo, con errores que costaron algunos goles y que si se repiten ante el Oporto puede ser fatal, con Pedro Gil y Reinaldo Ventura en estado de gracia. Ricardo Barreiros, Tiago Sousa y Pedro Afonso pueden ser las armas del Liceo. Los tres portugueses que visten la camiseta verdiblanca conocen de sobra al rival. Es más, tanto Barreiros como Afonso militaron en el Benfica, con el que el Oporto tiene una máxima rivalidad. Además, el defensa ya fue clave en cuartos con dos goles y una gran asistencia, reivindicándose ante el entrenador, que apenas cuenta con él. Están más cerca que nunca la final y el título. Y podría ser tan sólo el primero.