Gimnástic y Cartagena empataron a cero goles en un partido en el que ninguno de los dos equipos hizo nada para llevarse los tres puntos y que sirvió para demostrar por qué ambos están en lo más bajo de la tabla. El resultado deja contra las cuerdas al técnico Juan Carlos Oliva y sirve al equipo visitante para sumar su primer punto de la temporada.

El Nástic se fue quitando la presión de los primeros minutos y poco a poco intentó llegar a la puerta de Reina, pero sin crear ocasiones de gol. Los locales se hicieron con el control del juego, pero su claridad ofensiva era inexistente y el Cartagena no sufría. De hecho, fue el conjunto cartagenero el que pudo marcar primero pasados los veinte minutos, por medio de Josemi, pero su disparo se fue rozando el palo, tras un saque de esquina.

La indolencia local sirvió para que los de Javi López se fueran estirando poco a poco y llegando al área contraria. Pero el primer disparo a puerta fue de Powel, pasada la media hora. Reina detuvo sin problemas. Collantes replicó dos minutos después desde fuera del área, sin puntería. Y poco después, tras un córner, Mariano Sánchez volvió a llevar peligro.

Fútbol directo

Álvaro Antón tuvo la primera oportunidad de gol de la segunda parte, para el Cartagena. El jugador lanzó desde la frontal del área prácticamente solo, pero no supo definir a pesar del margen de maniobra que tenía. El Nástic, a la desesperada, empezó a apostar por fútbol directo, colgando balones al área. En una de éstas, Powel se encontró, sin saber cómo, ante Reina. Su disparo a bocajarro se fue al larguero. Era la primera oportunidad clara del partido. Los locales tiraron de orgullo a falta de fútbol. Luna lo intentó dentro del área, enviando su disparo al palo.

El Cartagena no se rendía y Abraham Paz, y posteriormente Chus Herrero, no supieron definir ante la portería tras un lanzamiento de esquina. El partido estaba roto y cualquiera de los dos podía marcar, aunque fue el cuadro de Javi López el más insistente en los últimos diez minutos, pero nadie consiguió llevarse el gato al agua. Goiria la tuvo en el último suspiro tras una gran jugada de Collantes por la izquierda. Rubén la salvó de forma milagrosa cuando parecía que el balón entraba en la portería. Fue la última jugada.