La brillantez en el remate deGonzalo Higuaín, que firmó un nuevo hat-trick, más un bello tanto de Kaká, castigaron la valentía del Betis, que pese a acabar goleado dejó un buen regusto de fútbol.

Higuaín vuelve a ganar la lucha de cada temporada. No hay campaña que empiece para el argentino como titular indiscutible. Sus goles del pasado quedan en el olvido y está exigido a mostrar más que los demás. Tres hat-tricks en cuatro partidos, dos de blanco y uno con Argentina, le devuelven el protagonismo.

A Pepe Mel no le importaba la grandeza del escenario. Su Betis tiene unas señas de identidad que no iba a cambiar. Su 4-3-3 era una invitación al Madrid a explotar su mejor arma, el contraataque, pero a la valentía verdiblanca le añadió máxima concentración para aguantar 46 minutos. El tiempo que tardó uno de sus futbolistas en cometer un error. Fue de su portero. Y esos, no tienen solución.

Vadillo era el reflejo de su equipo. Descaro y valentía. A sus 17 años saltó a medirse a Marcelo y exigirle defensivamente. Encaró y generó dificultades. Sus minutos de buen fútbol acabaron en una camilla. A los 16 minutos un choque con Sergio Ramos le lesionó. Su sueño se desvanecía pero mostró que tiene un futuro esperándole.

En sus botas estuvo la primera ocasión. Iker Casillas sacó un disparo cruzado cuando no se cumplía un minuto. El Betis había salido a por su rival y le incomodaba en su propia casa. Provocó que el Madrid jugase a tirones buscando la espalda del rival con balones de Xabi.

Pero el fútbol tiene sus cosas y más cuando te enfrentas a un grande. Son equipos infalibles ante un error. Nada más reiniciarse el partido, Casto dudó ante un pase picado a la carrera de Cristiano. Las décimas de segundo que por su cabeza pasó salir o quedarse bajó palos fueron una losa. El delantero portugués regaló el tanto a Higuaín.

No perdía el orden defensivo el Madrid, sujetado por la buena aportación de Sergio Ramos como central y el Bernabéu rugía en cada contragolpe. En plena locura Kaká cambió la nota de su partido. Un golpeo perfecto. Repleto de calidad con la rosca dada por el interior de su pie derecho, acabó en la escuadra de Casto. Acortó Jorge Molina, hasta que apareció de nuevo Higuaín para certificar, con dos goles más, la goleada blanca.