El partido del Deportivo tuvo dos tiempos completamente diferentes. En la primera parte, el rival se preocupó más de tapar a Valerón y dejó libre a Guardado. Ahí estuvo la clave de la buena primera mitad. Salvo los cinco primeros minutos, en los otros cuarenta los blanquiazules lo hicieron bastante bien. Todo ello gracias al buen uso de las bandas, la amplitud que se le dio al campo y cambiando la orientación del juego con asiduidad. Sin precipitación, el equipo logró un bonito gol a pesar del escaso tiro a media distancia. En la segunda mitad, el equipo salió confiado e impreciso y lo pagó. Con la marcha de Álex del terreno de juego, no se sabía si era un 4-1-4-1 o un 4-1-3-2. Enfrente estaba un equipo muy flojo y con cien por cien de eficacia en ataque.