Tres llegadas le bastaron al Guadalajara para llevarse la victoria en el Mini Estadi en el tiempo añadido (1-2), ante un Barça B que agrava su caída libre y solo ha sumado un punto de quince posibles en casa. Decía Dante Alighieri que no existe nada más doloroso en el infortunio que recordar el tiempo feliz. Del mismo modo que en el descenso a los infiernos en la famosa obra del poeta, el Barça B se hunde sin remedio, mientras trata de reencontrar lo que una vez fue.

Eso se siente en su juego. Espeso, barroco, ausente. La idea del fútbol coral pierde su esencia cuando se transforma en el toque por el toque. Una prosa estéril, sin desenlace, sin culminación. En cinco partidos en el Mini Estadi, los de Eusebio han sido incapaces de adelantarse en el marcador. Si uno no saca conclusiones está condenado a repetir su historia, y la de los azulgrana se cuenta en derrotas. Ya van cinco consecutivas. Cuando el partido agonizaba, lanzado el filial al ataque, Soria remató a los azulgrana cabeceando un saque de falta en el tiempo añadido. El mismo final que ante el Alcorcón.