La apuesta de Paco Jémez y José Luis Oltra era similar sobre el césped del Arcángel, pero el entrenador deportivista tenía, y tiene, mejor mano que el cordobés. Las cartas marcan las diferencias y cuando llevas las mejores de la baraja en un día normal lo lógico es ganar la partida, el partido en este caso. Ambos técnicos se empeñan a darle un buen trato a la pelota. Los futbolistas de ambos equipos lo hicieron ayer, y en esas condiciones es cuando se impone la mayor calidad de los jugadores de un equipo, en este caso el coruñés, que se mostró superior, incluso en los momentos en los que cedió parte del terreno de juego y en parte el balón, fue ahí cuando afloró la capacidad defensiva herculina y la pegada en ataque, que pudo provocar una victoria más holgada de no mediar la actuación de Alberto García, el portero del Córdoba. Sacó balones imposibles, pero no pudo con todos, no pudo con la calidad de los jugadores deportivistas.

En especial, con la de Guardado, que se ha empeñado en marcar las diferencias esta temporada y lo consigue en aquellos partidos en los que su selección no le impide participar con el Deportivo. La acción brillante en el partido de ayer la firmó él, con un servicio a la espalda de la defensa cordobesa, que Salomão acabó transformando en el gol deportivista tras regatear a Alberto fuera del área y marcar a puerta vacía. La velocidad del portugués y la precisión del mexicano se aliaron en esta acción para superar a una defensa adelantada y para poner a los deportivistas por delante en el marcador. Los únicos que habían hecho méritos hasta ese momento para marcar. Las anteriores oportunidades no había sido tan claras, ya que habían llegado en lanzamientos lejanos. El primero a los 25 segundos. Riki lanzó desde más de treinta metros y el portero local sacó a córner con la punta de los dedos. El segundo, en otro tiro distante, esta vez de Ayoze, que de nuevo Alberto envió a la esquina con una parada de mérito. A estas jugadas hay que añadir otra colada de Guardado por la banda izquierda, a cuyo centro llegó Riki forzado para rematar alto. No era mal bagaje para media hora de partido.

Lo máximo que se había acercado el Córdoba a Aranzubia fue en el saludo inicial antes de que el balón echase a rodar. Eso que tenía también la pelota y la manejaba, sobre todo a través de Hervás, sobre quien Álex intentó colocarse para impedir que maniobrase con libertad, ya que todos los balones pasaban por el zurdo centrocampista cordobés. Y lo consiguió en parte, cuando menos lo mantuvo alejado de la zona de peligro en la mayoría de las acciones, al obligarlo a retrasar su posición hasta la línea que fija el centro del campo. Movía bien el balón el equipo verdiblanco, pero en la zona de nadie, mientras que los deportivistas, con mayor posesión, llevaron el encuentro a la mitad del campo del equipo local, por donde tocaron en busca del hueco acertado, que encontraron en el servicio de Guardado a Salomão. Lo seguían intentando los hombres de Oltra ávidos de más goles. Otra galopada del luso pudo acabar en el segundo, pero otra vez Alberto lo evitó, como poco después impidió que Riki lo batiese con otro disparo seco. Difícil enemigo tenían los deportivistas encargándose de la portería. Mantuvo vivo a su equipo hasta el final.

Riki parecía desesperarse con el guardameta cordobés, que le sacó numerosos balones, pero al final, en un mano a mano centrado, el atacante de Aranjuez tocó por abajo para superarlo por fin y anotar el gol que buscaba desde los segundos iniciales. El pase de Jesús Vázquez desde su propia área fue medio gol. Fue la puntilla a un partido que pudo ofrecer más tantos, pero Alberto insistía en ser el protagonista del choque y continuó sacando remates que parecían imparables, pero él lo hizo. Incluso a tres metros a Saúl con el partido a punto de finiquitar. Fue el héroe del encuentro, con paradas imposibles, pero con los milagros ya no pudo el portero cordobés. En consecuencia, no pudo evitar la victoria deportivista, la segunda a domicilio de la temporada en curso.