El Real Madrid firmó su vigésima victoria consecutiva como local, en temporada regular, por 81-67, ante un Blusens Monbus que nunca dio su brazo a torcer y que en todo momento intentó poner las cosas difíciles a su rival.

El acierto ofensivo de los locales marcó el desarrollo del partido. A los cinco minutos, el Real Madrid ganaba por 21-9 con canastas de todos los colores y dejó bastante clara la diferencia entre ambos. A partir de aquí, el Obradoiro reaccionó, el Madrid se relajó y al final del primer cuarto un 25-19 dejó las cosas más parejas. Ni el 21-9 de los primeros cinco minutos, ni el 4-10 de los cinco siguientes, fue cierto del todo. El Madrid se embriagó con su propio acierto inicial, mientras que los gallegos se creyeron que podían hacer faena tras su reacción.

El segundo cuarto, que finalizó 44-34, puso un poco más a cada uno en su sitio. El Real Madrid demostró ser superior al Obradoiro, pero a base de trabajar y emplearse al máximo y el Blusens pudo, puntualmente, hacer canastas, pero su debilidad en los tableros, le impidió poder aspirar a algo más. Fernández, por Rudy, que así rezó en la trasera de su camiseta, comenzó muy bien, pero fue diluyéndose. Las rotaciones de Laso hacen que todos sean partícipes del equipo.

El partido se volvió mustio y predecible en la reanudación, hasta que una canasta acrobática de Rudy tras falta personal de Washington no fue concedida por los árbitros. Esa incidencia despertó a los aficionados del Palacio.

A falta del último cuarto, el Real Madrid llegó con 11 puntos de ventaja, 61-50, y la sensación de que el partido no estaba siendo justo. Los gallegos volvieron a reducir la ventaja hasta los 7 puntos, 65-58 a falta de 6 minutos para el final. Un arreón final del Real Madrid permitió vivir los últimos momentos del partido sin sobresaltos para la grada, ganar el partido por 14 puntos de diferencia, 81-67.