Aficionados, familiares y amigos acudieron ayer a la capilla ardiente instalada en el Teatro Municipal de Coriano, en la provincia de Rimini, para dar el último adiós al piloto italiano de MotoGP Marco Simoncelli. Centenares de personas recibieron con aplausos la llegada a la capilla ardiente del féretro del joven motociclista, de 24 años, fallecido durante el Gran Premio de Malasia el pasado domingo.

En el interior del teatro se colocaron dos de las motos que condujo el campeón: la Gilera 250 con la que ganó el Mundial de 2008 y la Honda que había usado este año en MotoGP, y en el fondo del teatro se proyectaron fotografías en las que se le veía sonriente, como todos esperan recordarle.

Los habitantes de Coriano, donde residía su familia y donde creció el piloto, y los aficionados tapizaron la fachada del teatro con carteles donde se leyeron mensajes de adiós y de luto, para Supersic, como le llamaban cariñosamente.

La lluvia no impidió que en pocas horas centenares de personas hicieran cola para acceder a la capilla ardiente, que permaneció abierta hasta las 22.00 horas, para rendir tributo al joven de 24 años.

Sus amigos llevaron una camiseta blanca en la que se leía Ciao, Marco 58, aludiendo al número que usaba el piloto en el Mundial de motociclismo, en el que era uno de los pilotos con más futuro.

El funeral, previsto para hoy a las tres de la tarde, se celebrará de forma privada, pero está previsto que asistan el piloto español Jorge Lorenzo y Valentino Rossi, gran amigo de Simoncelli, así como el excampeón mundial de esquí, Alberto Tomba.

El padre, Paolo Simoncelli, no quiso entrar en la polémica sobre la actuación de los servicios de socorro del circuito de Sepang, de quienes se dijo que no acudieron a tiempo e incluso se les cayó la camilla en la que transportaban al piloto. "Yo estaba allí y Marco ya estaba muerto. No había nada que hacer. Solo puedo agradecerles a todos. Le tomé la mano e intenté hablarle, pero ya se había ido", dijo en declaraciones al Corriere dello Sport el padre del piloto.

"Son las pistas. Si no quieres hacerte mal, quédate en casa", solía decir Simoncelli si alguien salía herido de los circuitos. Con esa valentía quieren seguir recordándolo sus familiares y amigos.