Sin equipo tras su rocambolesca salida del Hércules, en noviembre del año pasado, el exdeportivista Cristian Hidalgo ha vuelto a sus 28 años a su Barcelona natal, donde se ejercita por su cuenta y con un club aficionado, el Guineueta, para mantener la forma. Un misterioso ERE se lo llevó por delante junto a otros dos compañeros del Hércules, Rufete y Del Olmo. Misterioso, porque el juez lo aprobó para amortizar tres puestos de trabajo en un club, el alicantino, que hizo dieciséis fichajes el pasado verano. "Si echas a tres personas, ¿cómo puedes contratar a dieciséis?", se pregunta todavía el centrocampista.

En el mercado invernal tuvo ofertas de Kazajistán, Polonia y Albania, algunas interesantes desde el punto de vista económico, aunque no lo suficiente como para aventurarse a una liga menor. Quiere jugar en España, y cuanto antes: "Mi prioridad es la Liga española. Si no sale nada aquí, sé que tengo cosas fuera". Al estar en paro, puede firmar en cualquier momento si le surge una opción de su agrado. Mientras tanto, le está tocando vivir la cara más amarga del fútbol, una situación desagradable, pero soportable porque "en la vida hay cosas más importantes". "Son rachas. Me ha tocado una mala por una serie de cuestiones que a cualquiera que se las cuento piensa que es una cosa de locos. No es mi mejor momento, pero tengo una ilusión enorme y ahora priorizo otras cosas que sí son realmente importantes", recalca el excanterano del Barça.

Buenos amigos en A Coruña

En 2006 cambió La Masía por Abegondo junto a otras dos promesas del filial culé: el mediapunta Verdú, ahora en el Espanyol, y el central Rodri (Spartak de Moscú). Conocido popularmente en Riazor como CH20, Cristian solo marcó dos goles en Liga durante los tres años que vistió de blanquiazul, pero eligió bien los rivales: el Madrid, en Riazor, y el Barcelona, en el Camp Nou. De aquellas tres campañas que jugó en el Deportivo guarda gratos recuerdos y también buenos amigos, como Andrés Guardado o Pablo Álvarez. "Hay muy buena gente en ese vestuario. Ojalá siga así y vuelva a Primera", desea Cristian, que ya saboreó un ascenso con el Hércules, en 2010. "La Segunda es muy larga. El Dépor va por el buen camino pero no se puede relajar", aconseja.

Él tampoco se relaja. Además de entrenar a diario, en enero estuvo en L'Alfàs del Pí para participar en la tercera edición de las Sesiones AFE (Asociación de Futbolistas Españoles) para jugadores sin equipo. A las órdenes del exbarcelonista Sergi Barjuan, Cristian disputó cinco amistosos ante el CSKA de Moscú, Mouloudia Club de Argel, Eintracht Braunschweig alemán, Kuban Krasnodar ruso y Gandía. El domingo mirará de reojo hacia su último estadio, el Rico Pérez de Alicante. Coincidió poco con Juan Carlos Mandiá, pero sabe bien que el técnico ha hecho del Hércules "un equipo táctico". "Gana 1-0 o 0-1 y si se pone por delante es muy difícil hacerle gol", apunta. Desde la distancia irá con el Dépor, aunque no siente rencor hacia el Hércules: "No le deseo el mal a nadie. Lo que puedo decir es que yo tengo la conciencia tranquila y allí hay personas que no creo que se puedan mirar cada mañana al espejo".