Salomão sería algo así como el niño bonito de la plantilla deportivista. A su juventud, su afición casi adictiva a cualquier artilugio electrónico y su semblante despistado y un tanto displicente suma que se le perdona casi todo. Además se ha convertido en blanco de las bromas protectoras de los veteranos del vestuario: Borja lo tiene entre sus objetivos preferidos cuando se trata de tomarle el pelo a alguien. La grada suspira por sus acciones individuales, huérfana de un jugador de sus características desde hace ya demasiados años. "Lo vivo siempre de la misma manera", dice quien proclama que lo primero que intenta cuando salta al campo es divertirse. "El tiempo en el fútbol es muy corto y hay que aprovecharlo lo mejor posible", añade.

Quizá por eso intenta sacar el máximo rendimiento posible a los minutos que le reserva Oltra desde que su compatriota Bruno Gama se recuperó de las lesiones que lo mantuvieron apartado del equipo al comienzo de la temporada. El valenciano lo emplea generalmente en las segundas partes, con el marcador a favor y como revitalizador del equipo aprovechando su explosividad. "Es la estrategia que está utilizando ahora el cuerpo técnico, estoy entrando más en las segundas partes".

El menudo portugués suma así un gol anotado en la goleada ante el Hércules y una sobresaliente actuación el sábado ante el Barcelona los minutos que estuvo sobre el césped: estrelló un balón en el larguero y encendió a la grada con una serie de regates en el área visitante que a punto estuvieron también de acabar en gol. Él, entre resignado y complaciente, acepta su nuevo papel en el equipo con la seguridad de quien se sabe fuera de toda sospecha: "Es una situación un poco incómoda porque estaba acostumbrado a tener un papel más desde el inicio, más importante. Tengo que mantener la cabeza alta porque tengo la conciencia muy tranquila sobre el trabajo que estoy haciendo".

El reparto de minutos le favorece a pesar de su ambición y es un fijo en las rotaciones siempre que surge un imprevisto en los planes originales de Oltra, muy por delante de Saúl y Pablo Álvarez. "Me siento bien, intento hacer mi fútbol, que es lo que mejor sé", resume sobre su aportación en los últimos partidos. "Intento poner mis características en práctica", añade.

Su atrevimiento, el mismo que le ha granjeado el cariño de la afición y acumulado detractores en los sectores del entorno, es sin embargo más propicio para los partidos en Riazor que a domicilio. "Es más difícil fuera, donde el adversario controla un poco más el juego, pero en casa el equipo está más abierto y da muchos más espacios para quien juega delante para desequilibrar, que es mi mejor arma e intento aprovecharla", reflexiona el extremo portugués.

Las lesiones que acumula el equipo en ataque le pueden abrir las puertas de la delantera si se diera la circunstancia. Él se apresura a dejar claro que nunca ha jugado en esa posición y que la suya natural está en la banda, pero se ofrece a situarse en la punta si fuera finalmente necesario. "No es mi posición natural, nunca tuve ese papel", recalca.

Sus opciones de regresar al once pasan ahora por una posible lesión de los jugadores de banda del equipo, tal y como sucedió en Huelva debido a las molestias musculares que experimentó Bruno. Salomão, no obstante, rechaza recuperar la titularidad de ese modo. "Hay que dar tiempo al tiempo y hacer un buen papel durante la semana", proclama como método; "no me gustaría entrar por lesiones porque es una mala señal; significaría que algún compañero se ha hecho daño y no le deseo mal a nadie".