EL Liceo se proclamó campeón de Europa por segundo año consecutivo tras derrotar en la final al Barcelona, el gran favorito para reconquistar el título continental. El equipo coruñés jugó a la perfección. No cometió ningún fallo ni dio ninguna oportunidad más de las que se buscaron los propios azulgranas, a lo que no les hace falta ni medio metro para armar el brazo y meter gol. Lo demostró nada más empezar el partido Reinaldo García. El exjugador del Liceo abrió el marcador y lo que parecía una celebración culé, que quería despedir a lo grande a su capitán Beto Borregán. Pero Josep Lamas respondió en la jugada siguiente para nivelar la balanza. Los verdiblancos controlaron la bola, el tempo del partido y poco a poco fueron minando al Barcelona, que solo creaba ocasiones con disparos lejanos a los que respondía a la perfección Xavi Malián, un día más impecable. Cuando quedaban pocos segundos para el descanso, Bargalló dio la puntilla con un gol, el llamado psicológico, que daba ventaja antes del paso por vestuarios.

A la vuelta, la final siguió en los mismos términos. El Liceo jugaba con cabeza, sin precipitarse, dejando que fuera el Barça el que tomara los riesgos. Pero las faltas iban subiendo en el marcador y pronto se acercaron ambos equipos a la décima. Llegaron primero los catalanes, pero Josep Lamas falló el lanzamiento de falta directa. No lo hizo Marc Gual para empatar tras una polémica azul a Bargalló. De todos modos, el Liceo no perdió los nervios. Siguió a lo suyo y le llovían las ocasiones. El gol, sin embargo, se resistía y pudo subir para el Barça si Gual acertase el libre directo por la décima falta liceísta. Paró Malián y eso supuso un punto de inflexión. El Liceo se veía campeón, lo merecía y buscó el título. Toni Pérez pido marcar tras una excelente jugada individual. Lo hizo Barreiros tras una exhibición de Bargalló, que remató en los últimos segundos al transformar un penalti. 4-2, el Liceo campeón de Europa. Y con todo un Barça enfrente.