Existe una máxima en el pelotón tanto profesional como amateur, que aunque no es norma escrita, no falla. Todo lo que sea un final en el Castillo de..., Monasterio de..., Ermita de... o Mirador de... equivale a emboscada o, por lo menos, una pequeña trampa.

El Mirador de Ézaro, es un saliente sobre la roca desde donde se contempla un paraje no muy conocido pero sí visitado, de los más visitados de Galicia. La carretera no acaba arriba, como de costumbre, sigue hacia el interior pasando por un polémico embalse que hasta no hace mucho, cerraba las compuertas gran parte del año privando a los visitantes del espectáculo que ofrece la única cascada de Europa que vierte sus aguas directamente al mar. Flanqueada a un lado por el imponente Monte Pindo y al otro por el mirador, desde Ézaro, el verbo mirar tiene un significado distinto.

La mayoría de los puertos que suben hacia el interior desde la franja litoral que abarca desde Noia hasta Fisterra no tienen bajada, todos dan paso a una especie de altiplano que gobierna el río Xallas. Subidas cortas, de 4, 5, 6 kilómetros... Resulta curioso, pero en pocos metros, se pasa del sector de la pesca y del ambiente de playa a la Galicia ganadera y agricultora predominante en toda esta comarca. De todas las ascensiones, la del mirador de Ézaro es la más corta y la de cota más baja, tan sólo 250 metros, pero ese desnivel hay que salvarlo en apenas 1,6 kilómetros. Cuestión de calculadora, hagan números... Las rampas de esta subida, pueden equipararse a las de un Xorret del Catí o a las de cualquier típico final de etapa de la Vuelta al País Vasco, pero con una diferencia: cuando el desnivel es brutal, no queda más remedio que cambiar asfalto por hormigón... y no hay mejor indicador del porcentaje de una ascensión. Esta subida esconde una "trampa" de cemento de unos 300 metros que más que duros, son imposibles. El libro de ruta los define con un "25% max", pero los eruditos en materia de puertos dicen que llega al 28, al 29 o incluso al 30% dependiendo por donde se afronten las dos curvas de esta auténtica pared. Los primeros en hacer pasar una carrera por la ya entonces, famosa subida, fueron los miembros del C.C. Noia a primeros de los 90, cuando no existía el compact y lo más usual era el 39x23. Cuentan que la mayoría subían a pie, a pie y marcha atrás, era imposible subir de frente.

A buen seguro, veremos muchos "pie a tierra" e incluso auténticos tapones de corredores trepando a patas muro arriba con las caras desencajadas de fatiga, rabia e impotencia... Será apoteósico ver el espectáculo del duelo entre los primeros, pero no lo será menos ver a los últimos en la trampa del Ézaro.