El origen del desencuentro nace en abril del año pasado. Cristiano Ronaldo había superado la mayoría de problemas a su llegada al Madrid. Lo que para otros solo serían asuntos mundanos, para el luso se convertían en conflictos de máxima prioridad. Ganarse el afecto de la grada le costó algo más que a otros futbolistas; integrarse a plenos efectos en el vestuario blanco solo había sido posible tras algunos desencuentros. Con el amor de la afición y el respeto de la caseta, Cristiano se sentía en plenas condiciones en la recta final de la campaña pasada. Entonces llegó su petición.

"Quiero retirarme en el Real Madrid", deslizó a Florentino Pérez en una reunión mantenida con el presidente en la sede del club blanco. El portugués se sentía con fuerzas: el Madrid navegaba hacia el título liguero y Cristiano amenazaba con fulminar todos los récords goleadores. Las condiciones del nuevo contrato habían quedado prácticamente fijadas. La duración del mismo se ampliaría por tres años más, Ronaldo acabaría su vinculación con el Madrid en junio de 2018, cuando contara con 33 años de edad. Su contrato actual (de 10 millones de euros netos anuales, inferior a los de Eto'o, Messi o Tévez) pasaría a ser de entre 13 y 15 millones. El acuerdo parecía total y las partes se emplazaron a rubricarlo al final de temporada.

Después, el acuerdo pasó a segundo plano en la lista de prioridades blancas. El propio Cristiano quiso acelerar el asunto en junio, una vez conquistada la Liga. «Si por mi fuera firmaría hoy por diez años y me retiraría en el Real Madrid», aseguró a un medio de comunicación madrileño. Lo que ocurrió el resto de verano no hizo más que acelerar su nerviosismo.

El club desoyó las peticiones de Cristiano y se centró en otros compañeros. El 3 de julio, el representante Manuel García Quilón abandonó el Bernabeu tras cerrar las renovaciones de Álvaro Arbeloa y Raúl Albiol. Los dos prolongaron el contrato durante las próximas cuatro temporadas. Sin tratarse de jugadores decisivos, el club valoró su peso en el grupo para acometer la ampliación contractual.

Di María fue el siguiente en renovar. El 9 de agosto, con la pretemporada iniciada, el Madrid hizo público el acuerdo con el argentino que le liga al club blanco hasta junio de 2018. Otro que podría anunciar el acuerdo es Higuaín. El delantero desoyó las ofertas recibidas en verano para continuar en el Madrid. Club y representante del jugador ya han alcanzado un entendimiento para prolongar la vinculación, aunque el acuerdo aún no se ha hecho oficial.

Cristiano atendió la escena con cierta decepción. En el primer título en juego de la temporada, la Supercopa, el luso ya dejó entrever que algo no marchaba bien. Su celebración del gol anotado en el Camp Nou sonó a reivindicación más marcada de lo habitual en un hombre acostumbrado a saciar su ego con gestos ostensibles. Los dos tantos ante el Granada confirmaron la sospecha.

"Estoy triste... por eso no celebro los goles", musitó el luso en su estudiada presencia ante los medios. Había sido el propio delantero el que se había prestado a atender a los periodistas con visibles gestos de decepción en su rostro. "En el club ya saben los motivos", añadió como información. El 1 de septiembre Cristiano acudió al despacho de Florentino Pérez para expresarle su malestar con la situación. Las cámaras recogieron el momento en que Essien entraba a la habitación del máximo mandatario y Cristiano salía de su reunión con el presidente.

Jorge Mendes, representante del portugués y con peso en el club, salió ayer a la palestra para descartar que la noticia le hubiera cogido por sorpresa. "Sus declaraciones se basan en razones que son de mi conocimiento. No me sorprenden ni me causan ningún malestar", expresó en una nota de prensa.

La situación amenaza la tranquilidad del Madrid. Descartados los problemas en el vestuario, la pelota está en el tejado de la directiva que debe decidir si afronta la renovación. Queda por conocer de qué lado se posiciona Mourinho. Quizás la persona con mayor mando en la actualidad blanca.