El tándem formado por Christian Venge y David Llauradó conquistó ayer la quinta medalla de oro para la delegación española presente en los Juegos Paralímpicos de Londres, tras imponerse en la prueba de contrarreloj, una modalidad donde Maurice Eckhard, en C2, logró un bronce con sabor a revancha y casi a victoria.

El circuito de Brands Hatch fue el escenario de los primeros éxitos de los ciclistas españoles en la modalidad de carretera, después de que en el Velódromo lograsen cuatro metales, un oro, una plata y dos bronces. Había expectativas en las contrarrelojes, y los resultados fueron satisfactorios.

Así, el protagonismo del día recayó sobre el dúo Venge-Llauradó, que había preparado con mimo la ruta, lo que pudo pasar factura en la pista, donde no pudieron meterse en las finales de la modalidad de persecución. Los catalanes defendían además en la crono el oro de hace cuatro años en Pekín, y lo hicieron con éxito, aunque con una exigua ventaja sobre los italianos Ivano y Luca Pizzi, actuales campeones del mundo.

Pero los españoles se aferraron a su trono pese al ímpetu de los actuales campeones del mundo, que apretaron hasta el final, pero que se quedaron finalmente a dos segundos de un oro construido por los catalanes en las dos primeras vueltas al circuito.

Ahí, y sin los australianos Kieran Modra y Scott McPhee en liza, el tándem nacional empezó marcando las primeras distancias y ya tras los primeros ocho kilómetros aventajaban a los italianos en 17 segundos, con los canadienses Chalifour y Cloutier por detrás.

Los norteamericanos se fueron hundiendo paulatinamente, mientras Venge y Llauradó seguían a un gran ritmo y a falta de una vuelta aventajaban a los Pizzi en 16 segundos. Los actuales campeones del mundo demostraron su nivel e hicieron peligrar el oro de los españoles, que doblaron a sus compatriotas Miguel Ángel Clemente y Diego Javier Muñoz (undécimos), y que pudieron respirar por unos escasos dos segundos.

Horas antes, la jornada en Brands Hatch se abrió con la emocionada medalla de bronce del ciclista catalán Maurice Eckhard en la clase C2, que en sus terceros Juegos, logró domar al trazado y saborear un preciado metal, quedándose tan sólo a 43 centésimas de la plata del chino Guihua Ling, y cinco segundos y medio del campeón, el alemán Tobias Graf, firmando un sensacional final de prueba.

Además, el barcelonés cruzó la línea de meta y pasó por la zona mixta donde la prensa española le esperaba para felicitarle por el éxito, aunque el español lo desconocía, lo que le hizo derrumbarse de emoción y entre lágrimas y alegría celebrarlo con la grada donde estaban sus familiares.

Eckhard se tomó así la revancha de lo que le había sucedido en la contrarreloj de los Juegos de Pekín, donde por dos segundos se quedó sin medalla.