España inició su camino hacia el Mundial 2014 con un partido duro, desesperante para los jugadores de la roja ante una Georgia ultra defensiva, que salvó con un gol en la recta final del partido de Roberto Soldado, en un ejercicio de paciencia de los vigentes campeones mundiales y de Europa. La selección española tuvo que trabajar 86 minutos el sudado primer triunfo en la fase de clasificación mundialista, para conseguir sus tres primeros puntos en un estreno que dominó de inicio a fin, pero en el que le costó fabricar acciones de peligro ante un rival con dos líneas defensivas juntas que eliminaban espacios.

Es un guión de partido que ya conoce bien España. Rival que se siente inferior, se encierra en su terreno y busca el milagro en alguna acción de contraataque. La primera parte fue de un dominio absoluto de los jugadores de Vicente del Bosque. Se estrellaron contra el muro defensivo georgiano de hasta nueve hombres erigido ante la portería de Guiorgi Loria, el mejor de los locales.

La apuesta por Roberto Soldado y la figura de un nueve no dio réditos en los primeros 45 minutos, ya que los envíos entre líneas se perdían en un mar de piernas. Los centros de Jordi Alba, muy activo por su banda, eran despejados casi sin dificultad por la defensa georgiana, muy sólida por arriba.

El primer momento de inquietud para la selección local llegó con un cabezazo franco de Sergio Ramos, que el cancerbero georgiano, seguro, contuvo en la línea de meta. Comenzó a funcionar España cuando se asociaron David Silva y Andrés Iniesta. El poste repelió un zurdazo del primero a los 28 minutos desde la frontal del área.

Media hora después del arranque del partido, Georgia consiguió dar más de cuatro pases seguidos y se animó a acercarse a la portería de Iker Casillas, que fue un espectador más durante todo el primer tiempo. Todo lo contrario que Loria. Su imagen fue creciendo y sacó una nueva mano a un disparo a la escuadra de Xavi, y un mano a mano ante Soldado, en la acción más clara de gol.

Tras el descanso, los locales salieron más animados. Forzaron la primera intervención de Casillas y Amusulashvili terminó de mostrar a España que no sería fácil vencer. Estrelló un disparo en el poste, en un aviso de que Georgia también podía enseñar las garras.

Del Bosque reaccionó. Eliminó a un centrocampista del doble pivote, Busquets, para meter al futbolista en mejor forma, Pedro. España volvió a instalarse en terreno rival. Con la entrada de Cazorla comenzó a explotar mejor las bandas. Ramos y Piqué se olvidaban de sus tareas defensivas y eran nuevas bazas ofensivas. El gol era cuestión de tiempo.

Más aún cuando una desafortunada acción en un choque con un compañero lesionó a Loria, la gran figura del duelo. España, apremiada por el tiempo, se lanzó al asalto definitivo. Todos los rechaces iban al rival, encontraban diez jugadores defendiendo, pero la entrada en escena de Cesc Fábregas resolvió el problema.

Cuando la afición local aguantaba la respiración para celebrar un empate histórico, a tres minutos del final Pedro vio el desmarque de Cesc, que asistió a Soldado. De primeras remató a gol y se quitó la rabia por no haber estado en la Eurocopa dando el primer triunfo camino de la defensa del Mundial.