Nada borra la sonrisa de sus caras. Ni el cansancio ante el inminente viaje que les espera a Portugal, donde el Liceo disputa el primer torneo de la pretemporada, la Taça Jorge Coutinho, y de donde ellos acaban de regresar tras proclamarse campeones de Europa con España. A Jordi Bargalló, Josep Lamas y Toni Pérez el oro continental, al que suman la Copa de Europa de clubes, se lo recompensa todo con creces. Incluso que sus vacaciones menguasen considerablemente. Se sienten parte de la historia de la mejor selección española de todos los tiempos. Y encima les sabe mucho mejor la forma en la que conquistaron el título: con triunfo en el último suspiro ante el conjunto anfitrión y tras ir perdiendo casi todo el partido con todos los elementos en su contra, incluida una discutida actuación arbitral.

Para Bargalló no era la primera vez. El año pasado fue campeón del mundo tras ganar en la final a la mismísima Argentina en San Juan, la cuna del hockey sobre patines albiceleste. Pero en esta ocasión, al catalán le tocó ser el héroe al ser el autor del gol del triunfo final. "Aún cuesta asimilar lo que hicimos, fue muy grande y con el tiempo se valorará", opina. Sin embargo, es un hecho que a pesar de que el hockey es el deporte con más títulos, es de los menos reconocidos. Muchos reclaman el Premio Príncipe de Asturias para ellos. Sobre todo después de la final del pasado sábado. "A mí me gustaría que lo dijeran todo el año. Si nos lo dan, iremos encantados a recogerlo, pero nosotros estamos contentos con nuestra trayectoria y vamos a seguir así", defiende.

Menos experiencia tenían Josep Lamas y Toni Pérez. Ambos habían ganado títulos con las categorías inferiores de la selección, pero era el primero con la absoluta. "Yo iba con la idea de jugar e individualmente creo que me salió un buen partido el día de la final y que aporté mi granito de arena para que España continuase ganando", afirma el coruñés, que cree que fue un "partido bonito y duro" al que nunca le perdieron la cara a pesar de "todos los elementos en contra".

El benjamín, Toni Pérez, afrontaba la cita en Paredes como una oportunidad más para seguir creciendo y tuvo su protagonismo en el encuentro contra Inglaterra, en el que fue el máximo artillero con ocho goles. "Estoy muy contento. Era un año con muchos cambios en la selección, íbamos muchos nuevos y era difícil montar un equipo en un mes, que fue el tiempo que tuvimos de preparación", explica. "Fue la final soñada, aunque un poco de infarto. Pero yo creo que supo mucho mejor".

Lo que sí tienen en común los tres es su fidelidad al Liceo. Lo de Josep Lamas es más evidente. Se crió en el colegio -"aprendí a patinar en el patio"-, su padre es el presidente del club y su hermano pequeño su compañero de equipo, el único que ha conocido hasta ahora. "Mi corazón es verde. Ahora también un poco rojo, por la selección, pero gana el verde", confiesa, aunque recalca que le encantaría volver con el combinado nacional, que el año que viene defenderá en Angola el Mundial.

También siente los colores verdiblancos Toni Pérez. Criado en el Oviedo, vino muy joven para A Coruña, donde se crió a las órdenes de Juan Copa en el filial liceísta y en el Cerceda. Y aunque emigró al Alcoy cuando se le cerraron las puertas del primer equipo, siempre dejó claro que su intención era volver y así lo plasmó en su contrato, con una cláusula por la que si recibía la llamada del Liceo tenía vía libre para marcharse. En su primer año, ya fue campeón de Europa. Y ahora está deseando empezar uno nuevo. "Siempre hay nuevos retos y ya están a la vuelta de la esquina la liga y la Supercopa de Europa".

Más sorprendente es el caso de Bargalló. "Desde pequeñito tengo claro que mi equipo es el Liceo", desvela. Ni siquiera el Barça pudo tentarlo. "No me muevo de aquí. Me motiva mucho más jugar donde quiero y donde me siento querido. Se dan todas las condiciones para que me quede muchos años".

Bargalló, Lamas y Pérez se mueven en el Ayuntamiento de A Coruña ya casi como en su casa. Allí acudieron hace no más de tres meses para celebrar la conquista de la Copa de Europa, la segunda consecutiva. Y allí regresaron ayer para ser recibidos por el alcalde, Carlos Negreira, y el concejal de Deportes, Francisco Mourelo, tras ser campeones continentales con la selección española. Negreira agradeció a los tres jugadores que lleven el nombre de A Coruña por todo el mundo.