Se dice que un maratón es una de las pruebas más duras y que todo atleta, profesional o popular, quiere al menos una vez en la vida participar en uno y terminarlo. Cada vez más, el mundo de la natación se contagia de este espíritu y se popularizan pruebas como la Travesía de larga distancia A Coruña 10.000. Se trata de una de las más duras de Galicia, incluso de España, y que cada año que pasa se hace más famosa. En esta ocasión, son cien los inscritos que intentarán conquistar el mar y la península herculina, que rodearán desde la playa del Orzán hasta la dársena del puerto en un tiempo que oscilará entre las dos y las cuatro horas.

Para intentar que todos los participantes lleguen en un solo grupo al giro en la Torre de Hércules, el punto más complicado del recorrido por la ausencia de referencias, la salida será escalonada y divida en tres grupos formados según los tiempos de inscripción -cada nadador tenía que facilitar un tiempo estimado en 3.000 metros-. Los más lentos saldrán a las 09.30 horas. Veinte minutos después se tirarán al agua los del grupo intermedio mientras que los más rápidos, los que posiblemente logren la victoria, lo harán a las 10.10. Entre los candidatos, los líderes del circuito gallego de aguas abiertas: Borja González y Cristian Fernández, que se juegan el título. Entre las chicas destaca Laura Pimentel, que buscará su tercer triunfo consecutivo.

A todos los participantes se les presupone cierta experiencia. Las recomendaciones son siempre las mismas: no ir a un ritmo mayor del que se puede asumir, reponer fuerzas en las zonas de avituallamiento, utilizar puntos altos como edificios como referencia para orientarse en el agua, vestir neopreno porque a finales de septiembre las aguas del océano Atlántico están bastante frías, utilizar vaselina para evitar las rozaduras, a lo que Luis Moya, uno de los participantes ilustres, añade una biodramina. "Yo me la tomo tanto para nadar como para ir en el coche", confiesa.

Aún así, la seguridad es lo primero, por lo que los participantes estarán acompañados por 41 embarcaciones de apoyo entre neumáticas, barcas y piraguas; seis fisioterapeutas, dos médicos y 110 voluntarios distribuidos en distintas funciones de tierra y mar. "Hay que fijarse que hay más voluntarios que participantes. Eso dice de la dificultad de la travesía", aporta el excopiloto de rallies, que afronta su tercera edición en aguas coruñesas -solo se perdió la segunda y la tercera-. El recorrido inicial (entre el Orzán y el puerto) solo se realizará si las condiciones meteorológica son óptimas, aunque según las previsiones todo apunta a que por segundo año consecutivo podrá cumplirse el plan inicial. Si el mar estuviese bravo, la organización propone dos trayectos alternativos: el B, que supondría salir del puerto, ir hasta San Amaro y volver al punto inicial; y el C, para casos extremos, que transcurriría en el interior del dique de abrigo.