Todo el mundo huye de los kilos de más. Pero hay veces que la corpulencia ayuda a ganar partidos. Ayer le pasó al OAR frente al Grupo Covadonga de Gijón, aunque su caso fue el del perdedor. Nada pudieron hacer los coruñeses ante una defensa que de media roza los 120 kilos. Sus delanteros, ligeros y rápidos, se estrellaron una y otra vez contra la muralla asturiana, a lo que contribuyó también las lesiones de dos jugadores clave para el sistema de Pablo Aguirregabiria: Miguel Lozano, muy físico, al que un pinzamiento en la espalda lo tiene fuera de combate, y Ángel Iglesias, internacional en categorías inferiores, que tiene problemas en el menisco y apenas jugó.

Ante estas circunstancias, el OAR fue incapaz de encontrar alternativas, la fórmula para penetrar en el área rival con comodidad y ganar profundidad. Todo lo contrario que los visitantes, que salían con rapidez al contragolpe. El que más veces encontró la portería herculina fue Miguel Suárez, un exjugador oarista que recibió un homenaje en los prolegómenos del encuentro y que después siguió con la fiesta al anotar siete goles.

"Estamos tristes, pero esta es una categoría con mucho nivel, muy dura. Nosotros nos hemos propuesto hacer cosas grandes a pesar de nuestra juventud, pero aquí si no estás al cien por cien lo pagas caro", comentó Pablo Aguirregabiria tras el partido. El entrenador oarista estaba preocupado por las lesiones y espera que en las próximas semanas tanto Lozano como Ángel mejoren, aunque sabe que es complicado y que lo mejor es esperar a una total recuperación.