El hockey sobre patines femenino gallego intenta sacar la cabeza del hoyo. Aunque todavía está lejos del de otras comunidades como Cataluña, Asturias o Madrid, empieza a haber un trabajo serio por llevarlo a la cumbre. Ya hay dos equipos de la comunidad en la OK Liga, la máxima categoría, pero lo importante, lo que de verdad asegura un futuro prometedor, no es solo que haya niñas dispuestas a apostar por este deporte, sino que exista gente que quiera trabajar por ellas. El sábado, tres jugadoras del Borbolla -Miriam de la Fuente, que ejerció de coordinadora, Núria Reguera y Julia Cabanas- y otra del Liceo -Aida Gutiérrez- organizaron desinteresadamente en Oleiros una jornada de convivencia. Cuarenta niñas, divididas en dos turnos, acudieron a la cita, que fue todo un éxito. Nadie, ni monitoras ni jugadoras ni padres, duda de que repetirán próximamente.

"Salió bastante bien. Las niñas se lo pasaron pipa y nosotras, más. El objetivo es que se conocieran todas las que hacen hockey sobre patines para que se vean como compañeras y no como rivales. Y que sepan que hay más de un equipo", explica Miriam de la Fuente. "Hay niñas de sobra y con mucho nivel. Yo lo que espero es que se den cuenta de que si en su club se quedan solas, no tienen por qué dejar el hockey, se pueden cambiar de club y no pasa nada. En algunos equipos, cuando solo tienen una niña, la bajan a jugar con los benjamines. Y eso no es bueno para ellas y menos habiendo más sitios donde pueden jugar", añade. La coordinadora ya piensa en nuevas experiencias por el estilo: "Se repetirá. Intentaremos hacer más cosas, incluso tecnificación más específica o partidos".

Hasta el pabellón de A Rabadeira se acercaron niñas del Escola Lubiáns, HC Cambre, HC Liceo, Compañía de María Ferrol, Compañía de María A Coruña, HC Borbolla y Santa María del Mar. Primero fue el turno de las mayores y luego entraron a la pista las más pequeñas, pero también hubo convivencia entre ambas ya que grabaron un harlem shake de recuerdo. La jornada, conocida como El hockey (también) es cosa de chicas y que celebraba su segunda edición tras la del año pasado en el pabellón de Monte Alto, discurrió entre juegos y aprendizaje, pero entre todas también mandaron un mensaje a quien las quiera oír: están ahí, preparándose para el futuro, aunque algunas de ellas ya sean presente.