El número uno del mundo, el serbio Novak Djokovic, tuvo que pelear durante casi cinco horas para doblegar al argentino Juan Martín del Potro y clasificarse para una final de Wimbledon en la que le espera el héroe local, el británico Andy Murray, que remontó ante el polaco Jerzy Janowicz.

El público de la pista central del All England Club asistió a la semifinal más larga de la historia del torneo, cuatro horas y 43 minutos en las que el octavo tenista del ránking salvó dos bolas de partido en el cuarto set y forzó un quinto parcial que le dejó a un paso de su segunda final de un Grand Slam: 7-5, 4-6, 7-6 (2), 6-7 (6) y 6-3.

"Fue dramático, pasaron muchas cosas en casi cinco horas. Ahora me siento triste, pero en un par de días sabré ver lo grande que fue el partido. Al menos ahora sé que puedo ponérselo difícil a los mejores del mundo", dijo el argentino en una rueda de prensa a la que le costó llegar debido al cansancio.

"He perdido", tuvo que recordar Del Potro a los periodistas internacionales, que insistían en felicitarle tras un duelo en el que el argentino y el serbio demostraron complicidad entre ellos al tiempo que ejecutaban un juego agresivo con el que se ganaron el respeto de una de las catedrales del tenis mundial.

El octavo tenista de la ATP, que en 2009 ganó el Abierto de Estados Unidos y sufrió después problemas físicos que le hundieron en el ránking, regresó en este Wimbledon, cuatro años después, al máximo nivel en un gran torneo.

Djokovic, por su parte, también subrayó la épica del encuentro: "Tengo experiencia en jugar partidos largos y sé que hoy Del Potro me ha empujado hasta el límite. Ha sido uno de los encuentros más emocionantes que he jugado nunca", dijo.

El serbio se sacó hoy la espina que le quedó el pasado verano en la pista uno del All England Club, cuando Del Potro le arrebató el bronce olímpico.

También pasó página de la dolorosa derrota que sufrió en el último Roland Garros, el único torneo que falta en su palmarés y el que más ansiaba esta temporada, cuando el español Rafa Nadal le cortó el paso en una también dramática semifinal a cinco sets.

El agónico partido entre el argentino y el serbio afectó al horario previsto para la segunda semifinal, la de Andy Murray, que tuvo que ser detenida por falta de luz cuando anochecía al suroeste de Londres y se retomó media hora después con el techo de la pista central desplegado y la luz artificial a toda potencia.

Tras perder los dos primeros sets ante el español Fernando Verdasco en cuartos de final, Murray volvió a hacer sufrir a su público ante Janowicz, el polaco que ha llegado más lejos hasta ahora en un Grand Slam -6-7 (2), 6-4, 6-4 y 6-3, en dos horas y 52 minutos).

El escocés ha disputado invariablemente la semifinal de Wimbledon en los últimos cinco años, si bien no alcanzó su primera final hasta el año pasado, cuando perdió ante el suizo Roger Federer, imbatible en el camino hacia el séptimo Wimbledon.

El próximo domingo, Murray tratará de superar el miedo escénico congénito que parece tener a la pista central del All England Club cuando disputa Wimbledon y romper con 77 años de historia en los que ningún británico ha logrado suceder a Fred Perry como ganador del Grand Slam londinense.