El Real Madrid ha vuelto a recuperar las buenas sensaciones tras vencer al Unicaja (88-67) en el partido encargado de cerrar la primera vuelta de la Liga Endesa, y en el que el conjunto de Pablo Laso se recuperó de la derrota en Euroliga ante el CSKA de Moscú (85-71) y logró un nuevo récord al acabar la primera vuelta sin perder en liga (17-0).

La esperanza del Unicaja de encontrar a un Madrid herido tras su traspiés en Europa se desvaneció a los pocos minutos del saque inicial. Los de Pablo Laso acabaron con las dudas en un primer cuarto en el que pasaron por encima de los malagueños y se empezaron a marchar en el marcador a base de triples.

Hasta seis anotaron los blancos, tres de ellos de Sergio Llul, en un primer cuarto que acabó con los madrileños a nueve puntos de su rival (27-18). El segundo parcial continuó con la misma dinámica, y los líderes de la Liga ampliaron sus diferencias. La defensa mantuvo la intensidad de los diez primeros minutos y Mejri y Bourousis fueron dos torres que a los malagueños les costó superar.

Además, el plano anotador se mantuvo inalterado, y de nuevo fue el base mallorquín Sergio Llull el encargado de liderar el plano ofensivo de los madrileños, acabando la primera mitad con 21 puntos y un 100% de efectividad desde la línea de 6.75 metros con seis triples en los mismos intentos.

Tras el descanso, el partido perdió su intensidad. Los de Laso se relajaron con la ventaja de 15 puntos, y el equipo de Joan Plaza intentó coger el relevo. Sin embargo, el parcial con el que se finalizó el tercer cuarto resumió lo que se estaba viendo sobre el parqué (12-12). La defensa tomó protagonismo y la falta de acierto de la que hicieron gala ambos equipos provocaron unos plomizos diez minutos.

Ya en los minutos finales del encuentro, Unicaja dio un golpe sobre la mesa y comenzó a recortar la distancia con el Real Madrid. La ventaja se redujo hasta los diez puntos y los malagueños se metieron en el partido de nuevo. Sin embargo, en cuanto el conjunto de Laso notó el peligro, la maquina blanca se volvió a poner en marcha.

Del 69-59 se pasó al 79-59 con un gran parcial de 10-0 por parte de los locales. Esta renta, volvió a provocar la relajación de los merengues, que jugaron el resto del cuarto con lo mínimo y que finalmente se alzaron con una nueva victoria que les otorga un histórico parcial de 17-0 y les da moral a dos semanas de que se jueguen el primer título de la temporada en la Copa del Rey.

El Barça sufre en Sevillas

El Barcelona sufrió para ganar en Sevilla (57-62) pero el triunfo le asegura la tercera plaza a la conclusión de la primera vuelta y además impide que el Cajasol mantuviera el sueño de clasificarse para la Copa del Rey que se disputará el próximo febrero en Málaga.

Pareció un partido de transición para el equipo catalán, que ya tenía asegurado como cabeza de serie su entrada en la Copa del Rey, y su juego fue pobre ante un rival que, pese a sus remotas posibilidades de entrar en el torneo copero, luchó por ello y estuvo cerca de superar al Barça.

El equipo Xavi Pascual se presentó en el Palacio San Pablo mermado por las significativas bajas de Juan Carlos Navarro y el pívot polaco Maciej Lampe, ambos de descanso para recuperarse de sus respectivas dolencias físicas, y se encontró a un rival combativo y que potenció sus virtudes, la defensa y el rebote.

Al equipo sevillano le costó algunos minutos meterse en el partido, lo que llevó a Barcelona a poner un 2-9 en el arranque del choque, pero un triple del base checo Tomas Satoransky, ya metidos en la mitad del primer cuarto, hizo despertar a los suyos (5-9).

Las muñecas de los hombres de Aíto García Reneses se calentaron y el tiro exterior hizo daño a los visitantes, hasta el punto de que a falta de tres minutos para que acabara el parcial el Cajasol se puso por primera vez por delante en el marcador (13-11).

Al segundo cuarto se entró con ventaja azulgrana de tres puntos (15-18), pero el acierto en el cuadro catalán del pívot Joey Dorsey y el escolta Alex Adrines fue contrarrestado por el gran estado de forma de Satoransky y la gran participación del escolta Scott Bamforth.

Así, el partido llegó a su descanso con un empate a 34 y con la sensación de que el Barcelona no encontraba soluciones para dominar con autoridad a un adversario que siempre quiso estar vivo en un partido que se caracterizaba por los bajos porcentajes de ambas formaciones en los tiros y por los errores más que por los aciertos.

La vuelta a la cancha de los equipos en la segunda parte fue para mantener la misma tónica que en los primeros veinte minutos, con continúas perdidas de balón y fallos en los tiros, más acentuado en el Barcelona, que cerró el tercer cuarto con sólo nueve puntos y ello propició que lo acabara con cinco de desventaja (48-43).

El parcial definitivo sirvió para ver el equipo que, con algo más de acierto en los momentos puntuales, se llevaría el partido y ahí el Barça mostró más experiencia y veteranía que el joven conjunto sevillano (57-62).