¿Un gran negocio para los hosteleros, la restauración y el turismo de Lisboa o un problema de seguridad?. La 'invasión española' ha comenzado a llegar a la capital lusa, donde la avalancha de unos 100.000 hinchas del Real Madrid y el Atlético puede dejar tantos beneficios como dolores de cabeza.

En un país sumido en una larga crisis, muchos lisboetas se frotan las manos ante la oleada de españoles, que podrían generar unos ingresos de aproximadamente 46 millones de euros en la ciudad.

Lo que está claro es que los 1.000 euros por día que se espera que desembolse cada aficionado que vaya al estadio de La Luz, más el consumo de las decenas de miles que permanecerán en Lisboa pero fuera del coliseo, darán un impulso a la economía local.

Los cerveceros portugueses esperan, por ejemplo, aumentar sus ventas más de un 15 % este fin de semana y los hoteles de Lisboa, en algunos casos, han más que triplicado el precio de sus habitaciones.

La notable oferta de alojamiento en la ciudad (unas 22.000 habitaciones) se ha visto sobrepasada por la elevadísima demanda y ha propiciado negocios paralelos entre particulares, que alquilan sus casas o habitaciones también a precios desorbitados (por ejemplo, 800 euros en el periférico y conflictivo barrio da Damaia).

Los restaurantes del centro y los supermercados también se han reforzado en mercancías y horarios ante la masiva visita de españoles.

Aunque sea una capital con buenas infraestructuras de transporte y haya albergado otros acontecimientos exigentes (Cumbre de la OTAN a finales de 2010), las autoridades locales están en alerta.

La noche y el alcohol en zonas como el bohemio Bairro Alto o la histórica Baixa pueden crear un explosivo cóctel muy difícil de controlar.

Especialistas en seguridad como Rui Pereira, exministro de Interior portugués entre 2007 y 2011, reconocieron que la manera de atajar altercados en zonas de copas es con "una política de proximidad" por parte de los agentes.

Pero Pereira, actual presidente del Observatorio de Seguridad, Criminalidad Organizada y Terrorismo (OSCOT), aseguró que la Policía de Seguridad Pública (PSP), que es la encargada de velar por la seguridad, tiene suficiente experiencia para acontecimientos deportivos de magnitud.

Además de los calurosos clásicos entre el Benfica, que juega en el estadio de La Luz, y el Sporting de Lisboa y el Oporto, Lisboa acogió la Eurocopa de 2004 sin que se registraran incidentes relevantes.

No obstante, el impacto de la final de la Liga de Campeones de mañana se prevé aún mayor que el del Europeo, seguramente por la proximidad entre las dos capitales ibéricas (620 kilómetros).

Lisboa batirá, de hecho, todos sus récords de tráfico aéreo registrados en un fin de semana con cerca de 650 movimientos diarios entre hoy y el domingo.

La propia PSP coopera con sus homólogos españoles en varios asuntos, entre ellos el control de los hinchas más radicales y, por lo tanto, más proclives a desatar un altercado.

"Habrá algunas centenas de aficionados de riesgo que acompañaremos con la policía española y tomaremos medidas necesarias para evitar incidentes", dijo el superintendente de la PSP, Paulo Onofre.

Sólo para controlar el viaje de aficionados por carretera y en tren, Lisboa movilizará a más de 600 agentes de la Guardia Nacional Republicana (GNR).

En total, se espera que el dispositivo policial supere el millar de efectivos aunque, si fuese necesario, podrá alcanzar los 5.000 en un caso de extrema gravedad.

El Gobierno de Portugal ya ha expresado su preocupación por cuestiones de seguridad, sobre todo, por la masiva llegada en coche de hinchas del Real Madrid y Atlético de Madrid.

"Se plantea un problema desde el punto de vista del dispositivo: es más imprevisible saber el número de aficionados que estarán en Lisboa", asumió el ministro de Interior de Portugal, Miguel Macedo.

Las decenas de miles de aficionados sin entradas pueden convertirse en un problema, al no haber pantallas gigantes públicas para ver el encuentro.

Para Pereira, la disposición de grandes pantallas, que habían sido anunciadas por el Ayuntamiento de Lisboa para atraer visitantes, serviría para amortiguar la posible frustración de los hinchas.

Decenas de miles de seguidores se han lamentado por el hecho de que la UEFA solo haya puesto a disposición de los aficionados de ambos clubes 34.000 entradas (algo más de la mitad del aforo del coliseo) para la final del estadio de La Luz.