Rubén Río se expresa con cautela, pero reconoce que la selección española juvenil de balonmano quiere conseguir una medalla, a poder ser de oro, en el Mundial que comienza hoy en Rusia. El coruñés está con ganas de empezar a competir después de un largo verano de preparación para esta cita, en la que el combinado nacional arranca con una fase de grupos exigente.

"Nos tocó el grupo más complicado de todos. Excepto Venezuela, que quizás está un poco por debajo, Eslvoenia, Islandia y Alemania son equipazos. Después está Egipto, un equipo emergente que te puede dar la sorpresa", asegura. El conjunto norteafricano será el rival en el debut de España, hoy (13.00 horas), y Rubén asume que será una ronda complicada, pero cree que el cuadro hispano debe "afrontarla con cabeza" y esperar a ver cómo va discurriendo el torneo para llegar lejos.

A pesar de este comienzo de altura y de expresarse con precaución, el coruñés reconoce que la selección disputa este campeonato con una aspiración máxima. "El primer objetivo es pasar a octavos de final, pero todo el mundo tiene en la cabeza una medalla y a poder ser la de oro", explica el jugador del Gijón Jovellanos.

El equipo parte con la mirada puesta en los metales, pero lo que Rubén no tiene tan claro es cuál es el papel que le tiene reservado el técnico Alberto Suárez. "No lo sé. Estuvimos jugando amistosos con los minutos repartidos y ahora depende de cómo afrontemos el Mundial", afirma. "No somos un equipo que tenga una estrella que vaya a ser el mejor, así que si no estamos todos, no va a estar ninguno, todo el mundo tiene que aportar", argumenta el lateral coruñés.

Para llegar lejos en el campeonato, España apelará a sus principales armas, algo que tienen muy claro todos los integrantes del conjunto. "Lo que mejor resultado nos da es la defensa cinco-uno y en ataque tenemos más desparpajo que los otros equipos, que son un poco más sistemáticos", asegura.