El Real Madrid busca el regreso de los títulos grandes en el inicio de era posterior a Iker Casillas, tras un nuevo cambio de rumbo futbolístico de su presidente, Florentino Pérez, que una vez cumplido el anhelado deseo de la Décima prescinde de Carlo Ancelotti para dar entrada al mayor orden que en un principio defiende Rafa Benítez.

El balance de una Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes no fue suficiente para mantener a Ancelotti en un club de la exigencia del Real Madrid. El crédito de la consecución de la Décima duró meses. Despedirse de la Copa del Rey a las primeras de cambio, ser subcampeón de la Liga y quedarse a puertas de la final de Liga de Campeones no fue balance suficiente para la continuidad del proyecto del italiano que tan buen recuerdo había dejado en una parte importante de la grada. Llegan nuevos tiempos a la casa blanca.

Y aterrizan con el regreso de un técnico formado en la cantera que ha llenado su currículum de éxitos con ricas experiencias por clubes prestigiosos europeos. Benítez aporta una nueva forma de entender el fútbol, condicionado eso sí por la obligación moral que cualquier técnico tiene de alinear en su once a la BBC (Bale, Benzema, Cristiano Ronaldo), pero con un mayor orden, disciplina y rigor táctico. También con una apuesta por las rotaciones cuya ausencia tanto inquietó la pasada campaña en la zona noble del club. Otra cosa es que cuando las ponga en marcha comiencen los problemas o haya quien discuta esa forma de hacer las cosas. Una costumbre en la casa.

En búsqueda de ese equilibrio que no se cansaba de repetir Ancelotti en rueda de prensa, Florentino Pérez entrega el mando al técnico madrileño que desde el primer día ha mostrado un Real Madrid mejorado sin balón en posicionamiento y con libertad de posiciones en sus jugadores de arriba. Los resultados de pretemporada lo muestran, tan solo dos goles encajados en siete partidos, algunos ante rivales de la magnitud de Bayern Múnich, Manchester City, Tottenham, Milan o Inter, una sola derrota en el Allianz Arena frente al Bayern de Múnich sin sus referentes y problemas por solucionar en el balance ofensivo.

El aumento de seguridad defensiva no debe rebajar la pegada y nueve goles a favor en siete partidos son números bajos, condicionados por las lesiones que han afectado al francés Karim Benzema y el portugués Cristiano Ronaldo, mientras que el galés Gareth Bale busca hacerse a una nueva demarcación. La primera decisión de Benítez fue sacarlo de la banda derecha donde jugaba a pie cambiado, alejado de la imagen demoledora que daba en Inglaterra, y colocarlo a espaldas del nueve. El experimento de momento no funciona y su pretemporada es discreta.

El Real Madrid cambia el dibujo. Pasa del 4-3-3 de Ancelotti al 4-2-3-1 o clásico 4-4-2 de Benítez al que aún no han dado fichajes de nombre. Quiere reforzar el centro del campo con la figura de un medio centro, con Asier Illarramendi en la puerta de salida, y como ocurrió la pasada campaña un nueve que aumente la competencia con Benzema. De momento han llegado el brasileño Danilo (31,5 millones) para hacer más fuerte el lateral derecho y regresan a casa Kiko Casilla, Casemiro, Lucas Vázquez y Cheryshev.

La apuesta por el futuro ha conducido al Real Madrid a firmar a jóvenes perlas que ya brillan en el fútbol español. Jesús Vallejo se queda cedido en el Real Zaragoza y Marco Asensio ha tenido la oportunidad de brillar en los amistosos. Benítez debe decidir si buscar su crecimiento fuera o dejarle en la plantilla buscando minutos en algunos partidos.

La renovación de Sergio Ramos y el fichaje de David De Gea son los culebrones madridistas del verano. El primero solucionado tras un pulso tenso y el segundo aún por resolverse cuando la portería blanca ya parecía instalarse en la tranquilidad.

Durante el verano el costarricense Keylor Navas ha demostrado su nivel a Benítez y el club ya ha firmado la vuelta de Casilla para cubrirse las espaldas por lo que pueda pasar en las siempre difíciles negociaciones con un club inglés y la ausencia de cláusulas de rescisión. Las sorpresas en forma de fichajes llegarán sobre la bocina en un Real Madrid que está obligado a conquistar títulos grandes y que esta vez parece haber cambiado un poco su política de fichajes. Pero en la última semana de mercado en el Bernabéu, y sobre todo en su palco, puede entenderse como posible cualquier movimiento.

El portugués, un animal competitivo como no hay otro en el fútbol mundial, afronta una importante reválida después de un buen año en lo personal (sus cifras siguen siendo las de un futbolista de otra dimensión) pero mediocre en el plano colectivo. Enemigo de las derrotas, el delantero portugués, a quien el año pasado se le vio un punto físico por debajo de lo que ha sido tradicionalmente en los últimos años, persigue de nuevo los títulos que le han faltado en su carrera. Habrá que estar atentos a su evolución como futbolista. Con el paso del tiempo Ronaldo ha ido acercándose más a la posición de delantero centro y cada vez son menos comunes sus goles tras impresionantes acciones personales. Su olfato y contudencia le convierten en un peligro inmenso cada vez que pisa el área y por ahí se supone que está su futuro en el mundo del fútbol. Él parece no muy convencido de esta posibilidad. Queda por comprobar qué piensa Benítez de esta circunstancia y si también ve a Ronaldo jugando cada días más cerca de la portería contraria. Seguirá siendo uno de los dueños de este campeonato su rivalidad en la distancia con Messi, uno de los combustibles para un campeonato siempre electrizante.

Le costó a Benítez completar el viaje de vuelta al Bernabéu. Producto de la factoría de la vieja Ciudad Deportiva de la Castellana, el técnico madrileño regresa a su casa cargado con una importante responsabilidad y consciente de que el ojo escrutador del madridismo, de la directiva y de la prensa estará encima de él de forma permanente. Su trayectoria está llena de triunfos y también de algún batacazo. Sus últimos años los ha pasado en Nápoles donde dejó un importante sello aunque también la sensación de obra inacabada. Cuando se supo que el Real Madrid despediría a Carlo Ancelotti, de inmediato los satélites mediáticos del equipo señalaron a Benítez como el heredero. La pretemporada no es que haya despertado el entusiasmo de la grada y la presentación en el Bernabéu también dejó un aroma extraño. Benítez pelea también con el sambenito de técnico defensivo que le ha caído a lo largo de su carrera y que no casa mucho con la exigencia del Bernabéu. Él pide tiempo.

El Real Madrid ha hecho en este mercado una decidida apuesta por comprar juventud y, sobre todo, mediocampistas. Sin una gran estrella, como acostumbra Florentino Pérez todos los veranos, el conjunto blanco ha preferido centrarse en la búsqueda de jugadores en el arranque de su carrera, jóvenes, con enorme crecimiento por delante. Han llegado así Kiko Casilla para la portería; Danilo para potenciar la competencia en la banda derecha donde ya estaban Arbeloa y Carbajal; Kovacic, que se supone puede dar aire a Modric durante la temporada; y el prometedor Marco Asensio, que llega desde el Mallorca. Además, han repescado -pagando cifras importantes en algunos casos- a futbolistas que habían salido del Bernabéu como son los casos de Lucas Vázquez, Casemiro o Cherychev.

El entrenador: Rafa Benítez

Le costó a Benítez completar el viaje de vuelta al Bernabéu. Producto de la factoría de la vieja Ciudad Deportiva de la Castellana, el técnico madrileño regresa a su casa cargado con una importante responsabilidad y consciente de que el ojo escrutador del madridismo, de la directiva y de la prensa estará encima de él de forma permanente. Su trayectoria está llena de triunfos y también de algún batacazo. Sus últimos años los ha pasado en Nápoles donde dejó un importante sello aunque también la sensación de obra inacabada. Cuando se supo que el Real Madrid despediría a Carlo Ancelotti, de inmediato los satélites mediáticos del equipo señalaron a Benítez como el heredero. La pretemporada no es que haya despertado el entusiasmo de la grada y la presentación en el Bernabéu también dejó un aroma extraño. Benítez pelea también con el sambenito de técnico defensivo que le ha caído a lo largo de su carrera y que no casa mucho con la exigencia del Bernabéu. Él pide tiempo.

La figuraCristiano Ronaldo

El portugués, un animal competitivo como no hay otro en el fútbol mundial, afronta una importante reválida después de un buen año en lo personal (sus cifras siguen siendo las de un futbolista de otra dimensión) pero mediocre en el plano colectivo. Enemigo de las derrotas, el delantero portugués, a quien el año pasado se le vio un punto físico por debajo de lo que ha sido tradicionalmente en los últimos años, persigue de nuevo los títulos que le han faltado en su carrera. Habrá que estar atentos a su evolución como futbolista. Con el paso del tiempo Ronaldo ha ido acercándose más a la posición de delantero centro y cada vez son menos comunes sus goles tras impresionantes acciones personales. Su olfato y contudencia le convierten en un peligro inmenso cada vez que pisa el área y por ahí se supone que está su futuro en el mundo del fútbol. Él parece no muy convencido de esta posibilidad. Queda por comprobar qué piensa Benítez de esta circunstancia y si también ve a Ronaldo jugando cada días más cerca de la portería contraria. Seguirá siendo uno de los dueños de este campeonato su rivalidad en la distancia con Messi, uno de los combustibles para un campeonato siempre electrizante.

Mucho dinero en busca de juventud

El Real Madrid ha hecho en este mercado una decidida apuesta por comprar juventud y, sobre todo, mediocampistas. Sin una gran estrella, como acostumbra Florentino Pérez todos los veranos, el conjunto blanco ha preferido centrarse en la búsqueda de jugadores en el arranque de su carrera, jóvenes, con enorme crecimiento por delante. Han llegado así Kiko Casilla para la portería; Danilo para potenciar la competencia en la banda derecha donde ya estaban Arbeloa y Carbajal; Kovacic, que se supone puede dar aire a Modric durante la temporada; y el prometedor Marco Asensio, que llega desde el Mallorca. Además, han repescado „pagando cifras importantes en algunos casos„ a futbolistas que habían salido del Bernabéu como son los casos de Lucas Vázquez, Casemiro o Cherychev.