El Barcelona, que a nivel institucional ha sido un absoluto desastre en los últimos años, puso freno a esa situación en parte con la celebración de las elecciones en las que Bartomeu, con el respaldo de los títulos ganados, se impuso de forma clara a Joan Laporta, que buscaba su regreso.

En su segunda temporada en el banquillo del Camp Nou Luis Enrique vive con la autoridad que suponen los tres títulos ganados la temporada pasada en un año en el que tampoco se libró de sospechas y rumores de toda clase. Los primeros meses no resultados sencillos. El equipo funcionaba, pero siempre había un pero que ponerle. Cuando comenzó a rotar la plantilla se encontró con algunos tropiezos severos que le pusieron en el disparadero. Durante días parecía el culpable de todo. Pero arrancó la máquina, puso las cosas en su sitio y se demostró que su gestión de la plantilla había sido la correcta. Ahora apenas se le discute.