El Barcelona confía en superar la resaca provocada tras la conquista del segundo triplete de su historia y afronta el inicio de la Liga con la esperanza de aguantar hasta el mes de enero sin la participación de Aleix Vidal y Arda Turan, las dos únicas incorporaciones en el mercado estival.

En su segundo año comandando la nave azulgrana, el entrenador, Luis Enrique Martínez, asume el reto de mantenerse en la cima del fútbol español y europeo con unos jugadores que deberán enfrentarse a la alargada sombra de un pasado exitoso.

La presión de luchar de nuevo por todos los títulos es más asumible con Leo Messi en el equipo, que continuará gozando de unos escuderos de lujo como Luis Suárez y Neymar da Silva, autores entre los tres de 88 goles en el vigésimo tercer campeonato liguero que los azulgrana conquistaron el año pasado.

Al adiós de Pedro, se ha sumado la marcha de Xavi Hernández a Catar. El centrocampista de Terrassa se convirtió la pasada temporada en el jugador número doce en los esquemas de Luis Enrique, un suplente de lujo que no parece tener recambio en este arranque de temporada.

Y es que la sanción de la FIFA por irregularidades en la inscripción de jugadores menores de edad se ha convertido en un contratiempo para el técnico asturiano, sobre todo, con vistas a los primeros cuatro meses de competición en los que va a tener que exprimir a su plantilla, seguramente en unos meses que -al igual que hizo en el pasado ejercicio- tenía previsto aprovechar para que sus grandes referentes disfrutasen de algún descanso.

El Barcelona ha desembolsado este verano 34 millones por la incorporación de Arda Turan y 17 más por el retorno del polivalente Aleix Vidal, futbolistas que Luis Enrique pidió que se fichasen con rapidez.

Sin embargo, el centrocampista turco y el carrilero español no podrán estrenarse en partido oficial hasta el próximo mes de enero debido a la sanción en la inscripción de jugadores del máximo organismo del fútbol mundial.

Así las cosas, Luis Enrique deberá gestionar una plantilla en la que el once titular está muy definido, si bien el fondo de armario genera alguna que otra duda.

A los teóricos suplentes como Sergi Roberto, Marc Bartra, Jérémy Mathieu, Rafinha Alcántara, Adriano Correia y Thomas Vermaelen se han sumado los jugadores del filial Munir El Haddadi y Sandro Ramírez, que tienen plaza asegurada en el primer equipo hasta el mes de enero.

No cuenta, en cambio, para el entrenador azulgrana el joven mediapunta croata Alen Halilovic, por el que el club está buscando una salida en forma de cesión antes del cierre del mercado y que ayer tenía un pie en el Sporting de Gijón, club al que le ha recomendado el propio Luis Enrique que se vaya.

En un inicio diabólico con la disputa de las Supercopas de Europa y de España y una pretemporada marcada por la gira por Estados Unidos, el Barcelona se encomienda a la magia del mejor tridente atacante del panorama mundial para revalidar el título de la regularidad.

No lo tendrán fácil los azulgranas en este inicio de curso, pues en las siete primeras jornadas se verán las caras con tres rivales de aúpa como el Athletic Club de Bilbao, el Atlético de Madrid y el Sevilla.

Unos partidos en los que se resolverá otro de los frentes abiertos que tiene Luis Enrique Martínez: la portería. El teutón Marc-André ter Stegen ya ha dejado claro que no tiene suficiente con participar en la Copa del Rey y la Liga de Campeones y quiere arrebatarle la titularidad al chileno Claudio Bravo también en la Liga. El técnico dijo hace unos días que aún no tenía decidido qué iba a hacer y si iba o no a repetir el sistema de hace un año.

Un debate secundario para un equipo que ha visto como en la final Supercopa de Europa, ante el Sevilla, y en la ida de la Supercopa de España, ante el Athletic Club, ha recibido la friolera de ocho goles en contra, unas estadísticas que el campeón de todo deberá rebajar si quiere volver a enfundarse la triple corona. De todas maneras, no se le puede negar su condición de equipo favorito para conquistar la Liga porque su estructura es la más consolidada frente a un Real Madrid que da la impresión de estar permanentemente reinventándose. A esto tenemos que sumar el trío de delanteros más letal del mundo con lo que las opciones del Barcelona de volver a convertirse en el equipo dominador en España se mantienen intactas. Repetir una temporada como la anterior ya es otra historia y en gran medida depende de lo bien o mal que te traten las lesiones y de que no surgan contratiempos inesperados durante los nueve meses que dura la competición.

Durante mucho tiempo se hizo literatura barata sobre la convivencia en el vestuario azulgrana de Luis Suárez y Neymar con Messi. Las dudas no tardaron en disiparse para bien en el entorno azulgrana. El argentino, un futbolista tan grande como inteligente, aceptó desde el comienzo que necesitaría escuderos a su lado de enorme calidad para llevar el barco a buen puerto. Y la sociedad funcionó perfectamente. La producción de goles no se detuvo y sus compañeros de línea parecen aceptar perfectamente que el papel protagonista, de manera indiscutible, le corresponde al pequeño futbolista de Rosario. El Barcelona consiguió una de las cosas que parecían más complejas, que su vestuario no cayera en el pecado de la guerra de egos que en ocasiones suele dominar esta clase de situaciones. En la nueva temporada Neymar arranca con el handicap de las paperas y Suárez sin el lastre de la sanción de hace un año.

El Barcelona ha acudido al mercado al comienzo del verano y lo ha hecho con dos objetivos claros y un handicap, el de no poder alinear a las nuevas incorporaciones hasta que termine el periodo de castigo que le ha impuesto la FIFA. Llegaron dos mediocampistas diferentes, pero versátiles con los que Luis Enrique trata de darle a la plantilla un mayor dinamismo. Los dos aceptaron la llamada del Barcelona aunque sepan que hasta enero no pueden jugar.

Los fichajes de la temporadaArda y Vidal

El Barcelona ha acudido al mercado al comienzo del verano y lo ha hecho con dos objetivos claros y un handicap, el de no poder alinear a las nuevas incorporaciones hasta que termine el periodo de castigo que le ha impuesto la FIFA. Llegaron dos mediocampistas diferentes, pero versátiles con los que Luis Enrique trata de darle a la plantilla un mayor dinamismo. Los dos aceptaron la llamada del Barcelona aunque sepan que hasta enero no pueden jugar.

El entrenadorLuis Enrique

En su segunda temporada en el banquillo del Camp Nou Luis Enrique vive con la autoridad que suponen los tres títulos ganados la temporada pasada en un año en el que tampoco se libró de sospechas y rumores de toda clase. Los primeros meses no resultados sencillos. El equipo funcionaba, pero siempre había un pero que ponerle. Cuando comenzó a rotar la plantilla se encontró con algunos tropiezos severos que le pusieron en el disparadero. Durante días parecía el culpable de todo. Pero arrancó la máquina, puso las cosas en su sitio y se demostró que su gestión de la plantilla había sido la correcta. Ahora apenas se le discute.

La figuraLeo Messi

El argentino camina con paso firme hacia su quinto Balón de Oro gracias a sus asombrosas prestaciones en la segunda parte del campeonato pasado. Da la impresión de que cuando Messi se decidió a ganar la Liga y todo lo que se cruzase en su camino se acabaron las dudas hacia la plantilla, el entrenador, la directiva...Messi, que agradeció el descanso que Luis Enrique le dio en algunos momentos de la temporada, acabó el año como un tiro y su papel en Liga, en la final de Copa contra el Athletic o en el tramo decisivo de la Liga de Campeones vuelven a confirmarle como el mejor jugador del mundo con abismal diferencia sobre el resto. Messi hace tiempo que no compite contra Cristiano. Lo hace contra Di Stéfano o Maradona. En esta nueva temporada su ambición parece intocable y una vez más y por muy buena plantilla que tenga el Barcelona, el éxito del proyecto depende por encima de todo de lo que sea capaz de hacer él.

Escuderos de otra galaxiaNeymar y Luis Suárez

Durante mucho tiempo se hizo literatura barata sobre la convivencia en el vestuario azulgrana de Luis Suárez y Neymar con Messi. Las dudas no tardaron en disiparse para bien en el entorno azulgrana. El argentino, un futbolista tan grande como inteligente, aceptó desde el comienzo que necesitaría escuderos a su lado de enorme calidad para llevar el barco a buen puerto. Y la sociedad funcionó perfectamente. La producción de goles no se detuvo y sus compañeros de línea parecen aceptar perfectamente que el papel protagonista, de manera indiscutible, le corresponde al pequeño futbolista de Rosario. El Barcelona consiguió una de las cosas que parecían más complejas, que su vestuario no cayera en el pecado de la guerra de egos que en ocasiones suele dominar esta clase de situaciones. En la nueva temporada Neymar arranca con el handicap de las paperas y Suárez sin el lastre de la sanción de hace un año.