La selección española de baloncesto ve, en los cuartos de final del Europeo 2015 que jugará hoy (18.30 horas) ante Grecia, la oportunidad de redimirse de lo sucedido el año pasado en la Copa del Mundo, cuando cayó en esta misma ronda ante Francia, y de dar un nuevo golpe de mesa para reclamar su puesto en la elite europea.

Con una trayectoria no tan brillante como en otras ocasiones, después de haber perdido dos partidos en la primera fase (contra Serbia e Italia), con muchas bajas y con un "talento inferior al de otros años" como han repetido en varias ocasiones el seleccionador Sergio Scariolo y Pau Gasol, España llega a los cuartos de final con ganas de revertir todas estas circunstancias. El rival, Grecia, invita casi a la épica para conseguir la victoria, dado su potencial, sus muchas figuras y su impoluta trayectoria en la cita continental.

El equipo español ha sufrido, no ha jugado bien, por momentos, pero está en cuartos, igual que Grecia. Y a cuarenta minutos de la gloria de entrar en la lucha por las medallas. Durante este trayecto, los jugadores, sin ocultar el objetivo final de conseguir la clasificación directa para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, no han hecho apología de sus ganas, de sus deseos y de sus intenciones. Pero ha llegado el momento y con sus fuerzas, mayores o menores, van a apurar todas sus opciones.

La defensa está siendo el caballo de batalla de un equipo que conoce sus limitaciones y que necesita restar brillo al rival para igualar el potencial en la pista. En ataque, España presenta, un poco por sorpresa, los mejores números de todos los cuartofinalistas, pero es en defensa donde está su mayor margen de mejora y la mejor opción de intentar ganar. Además de las muchas bajas españolas, las lesiones de Rudy Fernández (espalda) y Pau Gasol (gemelo derecho) añaden un poco más de incertidumbre a un partido vital.

Grecia ha intentado borrarse como favorito en la eliminatoria para aliviar su presión, una situación con la que han convivido los españoles en los últimos años. Los de Sergio Scariolo, mientras tanto, esperan y se preparan para dar el máximo en el momento adecuado. Saben que no pueden dejarse nada en el vestuario, que tienen que darlo todo si quiere redimirse de lo sucedido en 2014. El premio por la victoria es doble, entrar en la lucha por las medallas en el Eurobasket y seguir con la puerta abierta para llegar directamente a Río 2016. El camino cada vez es más complicado y Grecia un rival colosal.