El Barcelona sacó un raquítico empate contra el Roma (1-1) en el debut de la Champions, en el que los de Luis Enrique se mostraron muy blandos ante un rival al que marearon en exceso pero que no supieron rematarlo, y en cambio el cuadro de Rudi García igualó el encuentro con un golazo del lateral Florenzi.

El Roma, que venía de exhibir un fútbol atrevido y ofensivo, corrigió a la baja sus pretensiones contra el Barcelona y en un mezcla de prudencia y respeto a los azulgrana echó las líneas atrás, adelantó un poco la defensa y pobló el centro del campo para impedir que el balón circulase con mucha soltura para los de Luis Enrique.

Así, mientras el Barcelona dispuso con cierta comodidad del balón, aunque con poca producción ofensiva, el Roma tuvo claro que tendría pocas oportunidades y que ellas quizá saldrían de errores del rival o en contragolpes.

Después de que Szczesny se echase al suelo para atajar un balón largo de Messi a Neymar, y que el argentino se sacase un duro disparo, pero alto, el cuadro local tuvo en Salah a su hombre más productivo, ya que merced a su velocidad por la banda derecha a punto estuvo de sacar petróleo en dos cabalgadas en solitario hacia la meta de Ter Stegen.

A partir de entonces, la pelota cayó en los dominios del Barça y el partido pasó a jugarse casi en exclusiva en el campo del Roma, donde los hombres de Rudi García tenían claro que la falta de atención y dar un espacio más grande del permitido podría resultar letal.

Ante este embotellamiento, Messi se tiró unos metros para atrás, y fue en numerosas ocasiones él el que comandó el ataque de los suyos, que una y otra vez moría en la frontal del área de los locales.

En el 21, Rakitic entró por la banda derecha y viendo a Suárez en el segundo palo le envió un balón por alto al que el uruguayo sólo tuvo que empujar al fondo de las mallas (0-1).

El Barcelona, con el máximo de acierto ante la meta rival, tenía el partido donde quería, pero a la media hora, otro intento de contragolpe del Roma por la banda derecha, esta vez en los pies del lateral Florenzi, acabó con un balón largo del carrilero que, a punto de salir fuera y sobre la línea, se sacó un derechazo desde unos 50 metros y el esférico acabó en el fondo de la portería, después de golpear en el palo derecho de la meta de Ter Stegen, que no daba crédito a recibir un nuevo gol de vaselina, tras el encajado en la ida de la Supercopa de España en San Mamés. Ni Florenzi se creía el golazo que había marcado ni los barcelonista entendían que en una acción así se pudiese echar al traste el laborioso partido de picar piedra que le había llevado a comandar el marcador.

Messi pudo deshacer la igualdad en una jugada marca de la casa, en el 38, pero se topó con poco ángulo y con un Szczesny que estuvo certero bajo los palos aguantando bien al argentino.

También la tuvo el Roma, en los dos últimos minutos, en un disparado durísimo de Nainggolan que Ter Stegen desvió, en una acción precedida por la incapacidad de sus compañeros para sacar el balón de las inmediaciones del meta alemán, y en una final en una nueva acción veloz de Salah, quien ante el acoso de Mathieu y Busquets, el extremo no pudo definir.

En el segundo tiempo, el Barcelona volvió a adueñarse del partido (acabó con el 69% de la posesión), aunque el Roma se estiró algo más y tuvo más presencia en el campo azulgrana.

Szczesny cayó lesionado a los pocos minutos y entró Morgan de Sanctis, mientras que en las filas barcelonistas Rafinha, que había sustituido a Rakitic en el 61, también salió lesionado del campo, tras ser cazado por detrás por Nainngolan en el 63.

Antes de esta última acción, un apagado Neymar tuvo su ocasión en una acción en solitario, pero el balón acabó en córner. El Barcelona vivía una gran frustración, ya que no podía ni sabía ir más allá de la posesión, en la que Messi tenía mucha presencia.