"Lo más duro es perder la confianza en sí mismo. Cuando uno pierde la confianza es muy complicado dar la vuelta". Las palabras de Rafinha, en un documental sobre el calvario que pasó su hermano Thiago por una larga lesión de rodilla, cobraron ayer una curiosa relevancia. El mayor de la saga de los Alcántara estuvo 371 días sin jugar al fútbol por una lesión del ligamento interno de la rodilla derecha que sufrió el 29 de marzo de 2014 y de la que tuvo varias recaídas.

Entre otras cosas, Thiago se perdió el Mundial de Brasil con la selección española, ya que Del Bosque había manifestado su intención de incluirlo en la lista definitiva. En octubre de 2014, tras la segunda rotura parcial del ligamento, Thiago viajó a Barcelona para ser operado por Ramón Cugat por deseo expreso de Pep Guardiola. El 4 abril, en Dortmund, Thiago volvió a jugar con el Bayern Munich y llegó a tiempo de disputar la semifinal de la Liga de Campeones frente al Barcelona.