Inés Papín y su hermana Noelia fueron las primeras en cruzar ayer la línea de meta de la Carrera de la Mujer. La ganadora llegó al Cantón Grande cuando el reloj marcaba los 16 minutos y 32 segundos. Noelia tardó solo cinco minutos más. El tercer cajón del podio lo ocupó Berta Pan, con un tiempo de 16:43.

Pero en realidad, como decían las camisetas rosas que vistieron las participantes, ganan las chicas. Todas. Las más de 5.000 que recorrieron las calles de la ciudad. Unidas por la lucha contra el cáncer de mama, ninguna quiso quedarse en casa. A Coruña despertó pronto, las corredoras -en grupo o en solitario- empezaron a calentar mientras la música sonaba por los altavoces. Voy a pasármelo bien de Hombres G animó la fiesta y dio paso a la cuenta atrás que anunciaba el comienzo de la prueba. A las diez en punto, los globos rosas volaron por el cielo azul coruñés y el pelotón se dirigió hacia la avenida del Ejército.

En sillas de ruedas, con mascotas, con bebés, en familia. No importaba cómo, la cuestión era llegar a la meta. Siempre con los brazos en alto -como solicitaba el speaker- y con la sonrisa de haber logrado un nuevo reto, esta vez con matices solidarios. Algunos hombres -incluso con peluca- se dejaron ver por el circuito, quizá reivindicando un puesto en esta carrera. También niños de diferentes edades acompañaron a sus madres a lo largo de los 4,8 kilómetros.

Entre la multitud, Marta Brañas. La campeona de España de kick boxing y boxeo también se unió a la causa, y acabó en la décima posición (17:19). Otros rostros conocidos fueron los de Estefanía Hernández, campeona de Europa y bronce mundialista en taekwondo, y Pilar Neira, exseleccionador gallega de fútbol, quien entregó los trofeos junto a Andrés Díaz, vigente plusmarquista europeo de 1.500 metros en pista cubierta.

Después de los kilómetros llegó el turno del baile. En la nueva Marina montaron un escenario para practicar zumba durante toda la mañana. También había stands con regalos en los que las participantes pudieron divertirse haciéndose fotografías. Las colas, eso sí, no faltaron. En una de las casetas se hacían medallas personalizadas, por lo que muchas no dudaron en esperar casi una hora para recibir su presea conmemorativa. Otras, en cambio, prefirieron disfrutar de un masaje en la zona de fisioterapia.

La Carrera de la Mujer, de nuevo, un éxito. "El año que viene volvemos", se escuchaba.