El español Rafael Nadal, tercer favorito, supo reaccionar a tiempo y, tras ceder de forma contundente el primer set, se impuso al checo Lukas Rosol, por 1-6, 7-5 y 7-6 (4), en la primera ronda del Abierto de Basilea, un ATP500, sobre pista rápida y dotado con 1.575.295 euros en premios.

La cuarta confrontación entre ambos, que se la habían tenido tiesas en la primera de ella (Wimblendon 2012, en cinco sets, con victoria de Rosol) resultó extraña.

De inicio se vio un Nadal perdido, desconocido, sin sitio, con demasiados errores y a merced de un Rosol que, a golpe de su potente saque, arrolló al español.

Hubo que esperar al décimo juego de la segunda manga, donde Rosol sirvió para cerrar el partido en su favor, para que las cosas cambiaran como de la noche al día.

Nadal vio la luz, se hizo con el saque de su rival, luego con el segundo set; y forzó un tercero donde le bastó sacar gotas de su gran tenis para situarse con un claro 3-0, luego un 4-1, que parecía presagiar una victoria, incluso, rápida.

No fue así, con un Rosol protestando al juez principal la, en su opinión, tardanza de Nadal en incorporarse al resto, el español se descentró y cedió su saque en el séptimo juego (4-3).

El checo igualó a continuación la contienda y se dio paso a ver como cada jugador se hacía con su saque, dándose paso al decimotercer definitivo juego. Ahí de nuevo, incertidumbre. Rosol se puso con un favorable 4 a 2; pero Nadal reaccionó de nuevo y se llevó los cinco siguientes puntos.

Se hizo con el pase al segundo turno, con remontada, tras haberlo pasado muy mal. Pero sacando su casta y volviendo a evidenciar que nunca se da por derrotado, pese a saber que ya estaba en la Copa Masters pase lo que pase en Basilea.